domingo, 28 de enero de 2024

DOMINGO IV T.O (B)

-Textos:

            -Dt 18, 15-20

            -Sal 94, 1-2. 6-9

            -1 Co 7, 32-35

            -Mc 1, 21-28

 

Jesús le increpó: Cállate y sal de él”.

Queridas hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:

Estamos escuchando en estos domingos al evangelista San Marcos, en los primeros relatos de su evangelio. Este domingo pretende contarnos que Jesús es el Mesías prometido en el Antiguo Testamento y enviado ahora para anunciarnos que el Reino de Dios ha comenzado a establecerse en el mundo cumpliendo así las promesas de Dios.

Esto es lo que nos cuenta San Marcos en el evangelio que hemos escuchado: Lo primero que nos dice es que Jesús “Habla con autoridad”. Por dos razones, la primera porque  no se apoya en interpretaciones que de la biblia hacen los maestros de la ley, y, además, es coherente con lo que dice, cumple lo que dice.

En segundo lugar, Jesús es el Mesías prometido y el Salvador enviado por Dios, porque vence a los demonios y puede más que ellos que tratan de dominar a los hombres, para que les  sirvan a ellos y se olviden  de  Dios.

Jesús se dirige con autoridad, y duramente y sin contemplaciones. Le manda al espíritu impuro “Cállate y sal de él”. El demonio no tuvo más remedio que salir y el hombre poseído quedó libre.

Hago un inciso para una observación importante: Jesucristo en todas las ocasiones que se relaciona con los demonios, actúa con decisión, sin  contemplaciones. Los trata duramente.

El papa Francisco comentando este comportamiento de Jesús, saca una consecuencia para todos nosotros: Cuando nosotros sentimos una tentación, o muchas, que nos arrastran con fuerza al pecado, a someternos a esas pasiones que van contra la voluntad de Dios y contra nuestro propio bien, lo mejor, lo más conveniente que podemos hacer es no dar ni la más mínima entrada a la tentación del demonio, sino inmediatamente expulsarlo, con  energía y sin contemplaciones.

Y termino con la última consideración sobre este precioso evangelio:

El hombre poseído por el demonio quedó libre. Jesús vence a los demonios, vence al mal que destruye al hombre. Jesús libera a las personas, porque puede  vencer y vence al mal que esclaviza al hombre.

San Marcos nos ha dado una catequesis preciosa que nos da luz para nosotros hoy, si la ponemos en práctica: Esta es la moraleja y la consigna  que nos da: Jesús, el Hijo de María es hombre, Hijo de María, lo hemos visto en Navidad, pero es también Hijo de Dios, el Mesías que cumple las promesas de Dios. Confirmemos nuestra fe en él.

Todos debemos quedarnos con la frase que no nos hace dudar de Jesús, sino que nos deja admirados: “¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen”.