Ora et labora

Plegaria Litúrgica


Para los monjes y las monjas la búsqueda de Dios siempre va unida a la alabanza de su Nombre, al reconocimiento de su obra en la creación y a la memoria de su revelación en la historia, celebradas principalmente en la celebración litúrgica, la Oración de la Iglesia, reunida en Asamblea en nombre de Jesús. De ahí que la vida monástica está de lleno integrada en la pastoral de la Iglesia al anunciar el misterio de Cristo a través de la liturgia. (El amor preferencial a la plegaria litúrgica será una nota distintiva de la vocación benedictina: «Nada se anteponga a la Obra de Dios» R.B.). Y como centro de la Oración Litúrgica y eje en torno al cual gira toda nuestra vida de monjas la Eucaristía. En ella Jesús Resucitado se entrega y nos convoca, nos invita a hacer de toda nuestra vida una Eucaristía.


La Oración Litúrgica está marcada por la experiencia del pueblo del Antiguo Testamento: La alabanza y la acción de gracias han estado siempre presentes en Israel, como consecuencia del recuerdo y reconocimiento de las intervenciones de Dios en la historia del pueblo israelita. En el Nuevo Testamento esta Oración tiene como centro el misterio de Cristo, su Misterio Pascual principalmente.
La Oración Litúrgica sacramentaliza, visibiliza y representa la oración de Cristo Sacerdote continuada en y por la Iglesia bajo la acción del Espíritu Santo, por medio del cual actualiza su obra salvífica.
Se le llama también Oración de las Horas por ser esencialmente destinada a santificar las horas del día y de la noche. La Liturgia de las Horas extiende a los distintos momentos del día la alabanza, la acción de gracias y la súplica, así como el recuerdo de los misterios de la salvación.
La liturgia es una llamada a cantar con la propia vida la alabanza y la acción de gracias por las obras de salvación. En la Oración Litúrgica la persona tiene que abrirse al ámbito eclesial y comunitario, sintonizar con Cristo y con la Iglesia. Es el lugar privilegiado para acoger, expresar y manifestar al Dios vivo, encarnado, crucificado y pascual, al reunirnos por Cristo, con Él y en Él en torno a la Palabra y al Altar.


Oración – Lectio Divina

Desde los orígenes del seguimiento apostólico hubo opciones muy claras, la vida monástica en concreto, por el seguimiento de Jesús en la soledad. La imagen de Cristo que se aparta a un lugar solitario o sube al monte a orar, según nos narra el Evangelio, será uno de los argumentos más utilizados por los Santos Padres para fundamentar y explicar la vida contemplativa. El silencio monástico proporciona la gracia del desierto, creando al mismo tiempo un espacio de amor y de acogida: «La llevaré al desierto y le hablaré al corazón» (Os. 2, 14).
Nuestra vida benedictina se caracteriza por una búsqueda de Dios, desde el deseo de Dios, desde ese estar disponibles para Dios. De ahí que busquemos un ambiente más propicio para ello, en una oración más continua. La acción de María de Betania que derrama el frasco de perfume costoso sobre los pies del Señor, es una escena que expresa la entrega de nuestra vida a su Amor.
La exigencia sentida como prioritaria en nuestra vida de estar con el Señor se alimenta de la Lectio Divina, lectura orante en la que la escucha de la Palabra de Dios, contenida en la Escritura, profundizada e interiorizada desemboca en oración y compromete nuestra persona y nuestra vida.
Asumimos en la Iglesia la llamada a la oración y nos sentimos identificadas con los centinelas que habla el profeta Isaías: “Sobre tus murallas Jerusalén he puesto centinelas para que nunca callen, ni de día ni de noche.” Nuestra vida se convierte así para la humanidad en signo que apunta a lo único necesario: DIOS.

Trabajo

 
 «La ociosidad es enemiga del alma, por eso han de ocuparse los hermanos a unas horas determinadas en el trabajo y a otras horas en la Lectio Divina». (R. B. 48,1)
«Serán verdaderamente monjes cuando vivan del trabajo de sus manos, como nuestros Padres…» (R. B.)
La comunidad, además de las labores de servicio a las hermanas y las propias del cuidado del monasterio, ejerce un trabajo de montajes de cableados de coches para una Empresa y cuenta con una hospedería para acoger en ella a las personas que desean pasar unos días de retiro, de oración y de paz.
Dentro del trabajo valoramos también el estudio. Un programa adecuado para lograr una formación permanente que intenta llevar a la monja desde un conocimiento humano y espiritual a la madurez de la fe en el seguimiento de Cristo.