domingo, 9 de julio de 2023

DOMINGO XIV T.O (A)

 

-Textos:

            -Zac 9, 9-10

            -Sal 144, 1-2. 8-9. 13cd.14

            Ro 8, 9.11-13

            Mt 11, 25-30

“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré”.

Queridas hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:

Nos encontramos en  medio de los sanfermines, pero nosotros hemos atendido la llamada de Dios a cumplir con el precepto dominical y beneficiarnos de la eucaristía, fuente y cumbre de la vida cristiana.

Me limito a comentar una sola frase que sale de la boca de Jesús en el evangelio: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré”.

Nos alegra escuchar  esta invitación, por lo que nos dice y por quien la dice. Es Jesús, el Señor. El que pasó haciendo el bien en su vida pública, el que murió por nosotros para que nuestros pecados pudieran ser perdonados, el que resucitó porque era Dios, y nos infundió a todos la esperanza de una vida eterna y feliz.

Es cierto que a renglón seguido nos dice: “Cargad con mi yugo”. Pero, continua: “Aprended de mí, porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”.

¿Por qué se atreve a decir que su yugo es llevadero y su carga ligera? -Porque también nos dice quién es Él, y lo qué es Él para  nosotros, dice: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”.

Jesús es noble y sincero: La vida humana, el diario vivir es para todos normalmente duro y penoso. Además, si ese diario vivir lo queremos vivir cristianamente, siendo coherentes, puede parecernos  más duro y más exigente todavía.

Pero, no. Jesús nos dice que “su yugo es llevadero y su carga ligera”. Y Jesús dice verdad.  Es verdad, si nosotros, que hemos tomado nota de la frase “cargad con mi yugo”, tomamos también nota de la frase que nos dice: “que yo soy manso y humilde de corazón”.

A muchos nos pasa que de Jesús tomamos lo que debemos hacer, pero no prestamos atención a lo que él nos ofrece y nos da.

Sobre todo no prestamos atención a Él, a su persona. La fe cristiana, hermanos y hermanas, no es adherirnos a un partido o a una teoría, la fe cristiana es creer en una persona, en Jesucristo. Creer y amar a Jesucristo; creer, amar y esperar en Jesucristo.

Por eso, los cristianos donde más atención y empeño debemos poner es: en conocer la persona misma  de  Jesús. Hoy, Él nos ha dicho: “Yo soy manso y humilde de corazón”. Es como si nos dijera: Si llegáis a conocerme de verdad, y sentís de verdad que “Yo soy manso y humilde de corazón”, vosotros podéis cargar con mi yugo; y mi yugo lo sentiréis como una carga ligera y llevadera. Llegaréis a sentirlo como algo bueno y noble; algo extremadamente humano, que merece mucho la pena para mí y para los demás. Algo que me hace misionero y evangelizador; no tengo reparo en comunicarlo, me sale decirlo como la mejor noticia. Como el salmista en el salmo que hemos cantado: El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se  doblan”.