domingo, 28 de noviembre de 2021

DOMINGO I DE ADVIENTO (C)

-Textos:

-Jer 33, 14-16

-Sal 24, 4-5a. 8-10. 14   

-Tes 3, 12-4,2

-Lc 21, 25-28. 34-36

 

“Entonces verán venir al Hijo del Hombre en una nube, con gran poder y gloria… Estad despiertos”.

Comienza el adviento, tiempo de preparación para la venida del Señor.

Dos venidas: Primera, el Hijo de Dios que se hizo hombre en la primera Navidad, para que los hombres pudiéramos llegar a ser hijos de Dios; y la segunda, el Hijo de Dios e Hijo del  Hombre, que vendrá como Juez y Salvador al final de los tiempos con gran poder y gloria.

Entre una venida y otra: el tiempo de espera y de esperanza, nuestro tiempo.

Tiempo de espera: porque estamos en tiempos de lucha, fatigas, pobreza, crisis económica, social y espiritual; tiempo de angustia, de dolor.

Tiempo de esperanza: Porque dolor, penas y angustias pasarán, el Señor que resucitó venciendo a la muerte y al pecado, vendrá como Señor glorioso y triunfador, la obra de la redención llegará a cumplirse plenamente, el reino de Dios quedará plenamente establecido, la alianza de Dios cumplida. Un cielo nuevo y una tierra nueva, donde habita la justicia y la paz.

Este sueño realmente se cumplirá, y tenemos sobradas razones para esta esperanza: Porque Dios ya ha dado muestras suficientes de que es fiel, cumple sus promesas y nos ama. Dios envió a su propio Hijo al mundo para salvarnos. No puede haber prueba más convincente; no podemos pedir más ni a Dios ni a nadie. Ciertamente somos amados por Dios hasta el punto de que Dios da la vida por nosotros. Este es el fundamento de nuestra esperanza. Él ha dicho que vendrá vencedor y glorioso, y ciertamente, será así.

El entretanto, el tiempo entre la primera venida ya realizada, que conmemoramos en Navidad y la segunda que sucederá al final de los tiempos, está nuestro tiempo, la historia de la humanidad, la historia personal de cada uno.

¿Qué hemos de hacer? En los textos de este domingo encontramos varias consignas para este tiempo. Ellas hablan por sí mismas. Las resumo y os las propongo: “Que el Señor os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos”; “Que, cuando venga el Señor, os presentéis santos e irreprochables ante Dios”; “Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación”; “Tened cuidado, no se embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación del dinero”; “Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza…, manteneos en pie ante el Hijo del Hombre”.

Recemos y cantemos hoy con verdadera fe: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección: Ven Señor Jesús”.