domingo, 24 de enero de 2021

DOMINGO III T.O. (B)

-Textos:

-Jon 3, 1-5. 10

-Sal 24, 4-5a. 6. 7cd. 8-9

-1Co 7, 9-31

-Mc 1, 14-20

Se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed en el evangelio”.

Queridas hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:

Estamos ante una oportunidad única y sumamente beneficiosa. San Pablo en la segunda lectura nos lo dice con tonos impactantes: “El momento es apremiante… la representación de este mundo se termina”; dicho de otra manera: la vida es breve, el mundo se acaba.

No sé si vivimos bajo esta sensación. Mucha gente, al menos, vive como si estuviéramos en este mundo para siempre.

Sin embargo, las experiencia diaria es que no podemos controlar la vida. La experiencia de la pandemia que nos ha sobrevenido, la tormenta de nieve y la lamentable explosión de gas en una casa parroquial en Madrid, son acontecimientos que nos muestran palpablemente que no podemos controlar del todo, ni mucho menos, nuestra vida, nuestro futuro.

Confiamos en la sabiduría de los científicos, en la generosidad de los médicos y sanitarios, en la capacidad de la ciencia y la técnica para ir solucionando los imprevistos… Y ahí nos paramos, pero al final la vida se acaba, “la representación de este mundo se termina” para cada uno. No estamos asentados en este mundo para siempre, estamos de paso, en camino.

En vez de intentar no pensar en que la vida se acaba, haremos bien en confiar en Dios y pedirle, para que los científicos tengan acierto en sus experimentos, para que los médicos y sanitarios no se cansen en el esfuerzo enorme a que están sometidos, para que la ciudadanía sea responsable ante Dios y ante el prójimo, y colabore para que cese la pandemia.

Jesús hoy nos dice y grita: “El Reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en el evangelio”.

Convertirse quiere decir creer en Jesucristo, aceptar el Reino de Dios y trabajar por él. Él nos dice en san Lucas: “El Espíritu de Señor está sobre mí, él me ha enviado a evangelizar a los pobres…”; Él nos habla de un camino y de una meta, la vida eterna: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas… Cuando vaya y os prepare lugar, volveré y os llevaré conmigo”. Todo esto entra en el proyecto del Reino.

Y ante este proyecto Jesús, hoy nos hace una invitación muy concreta: “Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres”.

A vosotras hermanas contemplativas, a vosotros seglares adultos, a vosotros y vosotras, jóvenes, a mí mismo, nos dice: “Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres”. Rezad y trabajar por la unión de los cristianos, transmitid la fe a las generaciones jóvenes, luchad por encontrar solución para la pandemia, trabajo para los desempleados, hogar para los emigrantes; dad testimonio de vuestra fe y atended a los enfermos, a los ancianos y a las personas solas. ¡Hay tantos problemas y tanta necesidad! Vosotros que estáis en camino y sabéis que nos espera una vida eterna y feliz con Dios, “Venid conmigo… El momento es apremiante… la representación de este mundo, pasa”; trabajad por una tierra nueva y un mundo nuevo.