domingo, 8 de enero de 2017

FIESTA DEL BAUTISMO DE JESÚS

-Textos:

       -Is 42, 1-4. 6-7
       -Sal 28
       -Hch 10, 34-38
       -Mt 3, 13-17


Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto”

Queridas hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:

Como broche de oro de las fiestas de Navidad, hoy celebramos la fiesta del Bautismo de Jesús. Fiesta para descubrir nuevas facetas sobre la persona y la misión de Jesús, y fiesta para redescubrir el significado de nuestro propio bautismo y la relevancia que tiene para nuestra vida.

Tenemos que percibir hoy una llamada fuerte a la fe. Hoy los textos litúrgicos nos apremian para reafirmar nuestra fe ante el retrato que ofrecen de la persona y el misterio de Jesús.

La primera y segunda lectura son dos espléndidas fotografías de la persona y la misión de Jesús. Pero es en el evangelio donde descubrimos los rasgos más dignos de consideración, por su nitidez y claridad y por la fuerza de su contraste:

Jesús, es muy consciente de lo que va a hacer: “Conviene que cumplamos así todo lo que Dios quiere”; y acude humilde, como un pecador, a recibir el bautismo de conversión que predica Juan.

Y mirad: en ese momento de máximo abajamiento Jesús recibe la mayor exaltación que cabe recibir; recibida, además, de quien tiene la mayor autoridad para hacerla: Es la voz del cielo, la voz de Dios, que dice solemnemente: “Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto”.

Os he dicho al principio, hoy es un día para hacer un acto de fe renovado y firme: “Sí, creo en ti, Jesús; tu eres el Hijo de Dios, el amado el predilecto de tu Padre Dios. Tú, Señor nuestro Jesucristo, tienes el Espíritu Santo de Dios. Tú eres el Camino y la Verdad y la Vida; quien te sigue no anda en tinieblas”. “Tú curas a los ciegos, sacas a los cautivos de la prisión; tú has pasado por la vida haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo”. “¿A dónde quién vamos a ir? Tú solo tienes palabras de vida eterna”. “Creo en ti y me comprometo contigo”

¡Qué gracia y que dignidad ser cristianos!: Hijos y amados de Dios, amigos y seguidores de Jesús, mi prójimo es mi hermano, mi tarea es amar a todos, perdonar al enemigo, y esperar la vida eterna en Dios.

¡Qué horizontes tan humanos y tan divinos los que nos abre la fe en Jesús! Un día recibimos el bautismo por nuestros padres, hoy es un día para asumirlo con firmeza y convicción por nosotros mismos; desde nuestra libertad y comprometidos a ponerlos en práctica con coherencia.

Vosotros que tenéis la luz, ¿qué habéis hecho de la luz?, reprocha desgarradamente un canto-autor a los cristianos católicos. Se ha dicho muchas veces que la debilidad de la Iglesia católica reside, no tanto en que sean pocos los bautizados cristianos, -que todavía somos muchos-, sino en que son pocos los bautizados cristianos que viven como bautizados.

En una sociedad actual como la nuestra, en la que cada vez con más frecuencia nos encontramos con personas que proclaman y practican otros credos diferentes, y se muestran activos y militantes sin complejos de sus creencias, la fiesta del Bautismo de Jesús en el Jordán nos urge a afirmar nuestra fe y a renovar nuestro bautismo. Hoy también Dios Padre nos dice a cada uno, como a hijos adoptivos suyos: “Tu eres mi hijo, mi amado, mi predilecto”.

Hoy, como siempre, pero con más lucidez que nunca, confesamos nuestra fe: “Creo en Dios Padre...