domingo, 27 de diciembre de 2015

FESTIVIDAD DE LA SAGRADA FAMILIA


Textos:

            -Sam 1, 20. 24-28

            -Jn 3, 1-2. 21-24

            -Lc 2, 41-52

-“Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad”

-Queridas hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:

-Nuestra madre Iglesia, a través de la liturgia, nos va introduciendo cada día más hondamente en el misterio de la Navidad. Hace dos días nos mostraba al Hijo de Dios, asumiendo la condición humana y naciendo pobre en un portal; hoy nos muestra al Hijo de Dios encarnado en el seno de una familia.

-Muy oportunamente la Iglesia de España invita a celebrar en esta fiesta de la Sagrada Familia, la “Jornada en favor y defensa de la familia”.

-Muchos hemos sido agraciados con una familia estable, asentada sobre la fe en el Dios de Jesucristo y sobre virtudes humanas y cristianas de la fidelidad, la honradez y un amor generoso y sacrificado;  todo el mundo sueña con una familia que proporcione seguridad, afecto, identidad personal  y  punto de referencia para andar y defenderse en la vida.

Pero hoy en día, muchas instituciones políticas, poderosos medios de comunicación, y otros sectores muy influyentes en la sociedad, exaltan hasta  lo irracional el individualismo y una falsa libertad, que es puro  sometimiento al imperio de la sensualidad y de los sentidos, y dejan desamparada, sin normas que la protejan y sin estima social,  a la institución familiar, que será siempre la fuente y la escuela fundamentales e insustituibles para hacer personas, educarlas y capacitarlas para ser protagonistas de una sociedad que progresa en la justicia y en la paz. 

-El evangelio nos presenta a Jesús, ya de doce años, revelando que no es solo un hombre, “nacido de mujer”, como dice san Pablo, sino también el Hijo de Dios, que tiene que  cumplir por encima de todo la voluntad de su Padre.

Luego, sí, acepta plenamente su condición humana y  crece y se desarrolla bajo el cuidado y la autoridad de sus padres, y de ellos y con ellos aprende a rezar, a convivir y a defenderse en la vida.

El Hijo de Dios al encarnarse en el seno de una familia, redime  y santifica la institución familiar, y constituye a la Sagrada Familia de Nazaret como fuente de gracia y modelo para toda familia humana.

El evangelio, nos invita a poner a Jesucristo como en el centro de nuestra familia, a la Virgen María como modelo que escucha la Palabra de Dios y la guarde en el corazón, a José como ejemplo de padre prudente, respetuoso y dedicado totalmente a los suyos.

Todo el mundo sueña para sí en una familia ideal y todos intentamos realizar ese ideal. Es como una planta delicada, que necesita tierra, donde arraigar, y clima adecuado que la proteja. La tierra es el amor y la fe, el clima son las leyes que la amparan y el reconocimiento social. Muchos escogen la planta, pero olvidan ponerle la tierra de la fe y de los valores, y menosprecian las normas, en aras del individualismo placentero. Así sobreviene el dolor insoportable y el fracaso.

La fiesta de la Sagrada Familia nos ofrece no sólo el modelo de familia según los planes de Dios, sino además la gracia y la fuerza para poder realizar ese modelo.

En la plegaria eucarística vamos a tener muy en cuenta las palabras del sacerdote, cuando dice: “Atiende, Señor, las súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el día santo en que la virgen María dio a luz  al Salvador del mundo”.

Que así sea.-