domingo, 19 de diciembre de 2021

DOMINGO IV DE ADVIENTO (C)

-Textos:

         -Mi 5, 1-4ª

         -Sal 72, 2ac. 3b. 15-16. 18-19

         -Heb 10, 5-10

         -Lc 1, 3-45

 “¡Dichosa tú, que has creído!”

Queridas hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:

El próximo sábado Navidad.

La liturgia de este cuarto domingo de adviento nos pone en las mejores condiciones para vivir el misterio de la Navidad desde su más genuino significado. Y nos sitúa ante la escena tan humana y tan familiar de  la Visitación de la Virgen María a su prima santa Isabel.

“¡Dichosa tú, que has creído!” Va a ocurrir el acontecimiento más trascendental de la historia: el Hijo eterno de Dios va a asumir la naturaleza humana para conducirnos a todos por el camino que lleva a la salvación. Y este admirable proyecto de Dios va a poder llevarse a cabo gracias a la fe de la Virgen. Cuando el ángel le anunció que el Espíritu Santo iba a actuar milagrosamente en ella para hacerla Madre de Dios, ella se fio de Dios y dijo “sí”, “hágase en mí según tu palabra”.

Queridos hermanos, ¿cómo nos preparamos para celebrar esta Navidad?

El problema número uno de esta Navidad para muchos consiste en la subida astronómica de la cesta de la compra, y la cuestión del aforo para las reuniones familiares. El covid, con razón, es una amenaza y crea preocupaciones. El ir a misa del Gallo, a la misa solemne de Navidad, de domingos y de la fiesta de Año Nuevo y Reyes, dejamos para “si queda tiempo”. La bendición de la mesa en la reunión  familiar, que sea breve o mejor no  hacerla, para no crear tensión en alguno de los miembros de la familia.

En el evangelio que hemos escuchado, Isabel da en la clave del misterio cuando felicita alborozada a María y le dice: “¡Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”.

Queridas hermanas y queridos hermanos todos: ¡Qué gracia tan preciosa es la gracia de la fe! Por la fe nos viene la capacidad de amar como Jesucristo nos ama; por la fe se nos despierta en grado sumo la sensibilidad para con los pobres. Cáritas nos dice hoy: “Sé el mundo que quieres” (que sueñas). “De ti nace el cambio”. La fe despierta en nosotros el impulso de trabajar en favor de la justicia desde el amor y no desde el resentimiento; la fe se nos abre el horizonte de una vida eterna; gracias a la fe disfrutamos de la ternura, la verdad  y la belleza que encierra el misterio de la Navidad.

Nosotros, esta mañana, contemplando a la Santísima Virgen y escuchando a Isabel, descubrimos que  Jesucristo es el corazón y el alma de la Navidad, la fuente de la verdadera alegría y el fuego que anima la vida de familia, las relaciones sociales de las navidades y de todos los días del año.

De la mano de la Virgen María nos acercamos al altar, hacemos el propósito de volver a la eucaristía en la Noche Buena y, sobre todo, en la fiesta de Navidad, y damos gracias a Dios por el don precioso de la fe.