domingo, 25 de abril de 2021

DOMINGO IV DE PASCUA


-Textos:

            -Hch 4, 8-12

            -Sal 117, 1. 8-9. 21-23. 26. 28-29

            -1 Jn 3, 1-2

            -Jn 10, 11-18

 “Yo soy el Buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen”

Queridas hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:

Domingo del Buen Pastor y Jornadas por las vocaciones:

La hermosa alegoría del Buen Pastor es muy clara y aleccionadora: Jesús es el Buen Pastor, nosotros, los discípulos, los que creemos en él somos ovejas de su rebaño. Para Jesús somos muy importantes. Nos conoce a cada uno, nos cuida, cuenta con nosotros, nos quiere y cuenta con nosotros, a cada uno nos llama por su nombre. Ha dado la vida por nosotros, nos quiere salvar, y nos quiere para encomendarnos una misión en esta vida. Para Jesús todos somos muy importantes y sumamente valiosos.

Será muy provechoso para nosotros que hoy dediquemos un tiempo, un rato, a orar con este evangelio, y en silencio y en presencia de Dios nos hagamos esta pregunta: “Señor, ¿de verdad cuentas conmigo? ¿Soy importante para ti? ¿Qué quieres de mí, aquí y ahora?

Conviene también que releamos la segunda lectura de san Juan: “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre (Dios) para llamarnos  hijos de Dios, pues ¡lo somos!”. Hijos de Dios, en el bautismo Dios, ha hecho una alianza con cada uno de nosotros. Él, porque quiere y porque nos quiere nos ha hecho hijos suyos. Nos trajo al mundo y nos creó, porque nos amó- Pero más todavía, por medio de nuestros padres, de la Iglesia, Dios en el bautismo nos ha hecho hijos suyos, nos ha dado la vida misma de su Hijo, Jesucristo, la vida que Jesucristo como Verbo de Dios vive en el seno de la Trinidad. Vida eterna, vida divina, de calidad infinitamente mejor y más rica y dichosa que la vida natural que nos dieron nuestros padres. Dios ha hecho Alianza con nosotros, al ponernos el nombre del Bautismo: Juan Javier, María Teresa, Carmen, Antonio,  yo te doy mi vida, te hago mi hijo, mi hija para siempre. “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre (Dios) para llamarnos  hijos de Dios, pues ¡lo somos!”. Y Dios es fiel. Dios  mantiene su palabra y su compromiso con nosotros. No nos abandona, aun cuando pecamos y nos vamos por caminos de la vida equivocados. No se aburre de nosotros, aun cuando nosotros prescindimos y nos olvidamos de él. Él sigue junto a nosotros, espera, y espera hasta que nos convirtamos. Él, Dios, Padre, es fiel. Y Jesucristo su Hijo nos llama y nos encomienda una misión, nos conoce con nuestro nombre propio, nos cuida, porque nos conoce, nos quiere, y nos quiere también para una misión. Somos importantes para él, él cuenta con nosotros para encomendarnos una  misión. Hoy Jornada de las vocaciones. Jesús, el Buen Pastor, nos llama; todos los que creemos en Jesús tenemos una misión en el mundo: Trasmitir la fe, trabajar por la solidaridad y la justicia en el mundo. Pero hoy ponemos especial atención en las vocaciones sacerdotales y vocaciones dedicadas a tiempo pleno a la evangelización.

Es patente a los ojos de todos, la escasez de sacerdotes que estamos padeciendo en nuestras comunidades cristianas, aquí en Europa y en el mundo Occidental. Justo los países que hemos sido la fuente de la evangelización en el mundo. Es responsabilidad de los cristianos adultos, de las comunidades parroquiales, de las familias, de los movimientos  cristianos crear el clima, el ambiente donde puedan surgir estas vocaciones, que alimenten la fe del pueblo cristiano, pero que susciten nuevos cristianos y nuevas comunidades en el mundo.

¡Con qué claridad y con qué valentía anuncia Pedro la noticia que  prendió el fuego del evangelio en el mundo: Quede claro a todos vosotros… que ha sido el Nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó entre los muertos, que se presenta hoy curado este hombre. Y quede claro  él, Jesucristo, se ha convertido en piedra angular, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre en el que debamos salvarnos”.