domingo, 29 de marzo de 2020

DOMINGO V DE CUARESMA (A)



Introducción al evangelio

-Textos:

       -Ez 37, 12-14
       -Sal 129, 1b-8
       -Ro 8, 8-11
       -Jn 11, 1-45

El evangelio de este quinto domingo de cuaresma del ciclo A completa los tres grandes temas catequéticos que desde los primeros tiempos han venido dándose a los catecúmenos que se preparaban para recibir el bautismo en la Vigilia Pascual.

Se trata del relato de la resurrección de Lázaro. Si Jesús es capaz de devolver a la vida temporal a un muerto, también es capaz de dar a los que creen en él la vida eterna, que anuncia y promete.

Este es el mensaje sustancial y trascendental que encierra este precioso relato que nos narra el milagro impresionante que hizo Jesús a su amigo Lázaro devolviéndole la vida, después de que ya había muerto. Jesús aprovecha el signo de resucitar a un hombre a la vida terrena para hablar y anunciar su poder de otorgar la vida eterna.

Pero permitidme que, dada la situación tan extraordinaria y tan difícil y dolorosa, que estamos padeciendo de la pandemia del coronavirus, trate de orientar vuestra atención hacia un aspecto del relato que no es central pero es muy revelador de la personalidad humana de Jesús y de los motivos humanos también que le llevaron a hacer el milagro.

Me refiero a los sentimientos de amistad y de compasión, que quedan manifiestos en la preciosa narración que nos hace el evangelista Juan de la escena. A lo largo de la proclamación vamos a ver a Jesús, emocionado, llorar, dejar patente el amor que sentía por su amigo, conmoverse en los diálogos de intimidad y confianza que mantiene con las hermanas de Lázaro que también entraban en el círculo de su amistad.

Dar espacio a la compasión y a la amistad en nuestra vida, y en este trance tan doloroso de tantos amigos, conocidos, y prójimos nuestros que son víctimas del coronavirus, o que por su profesión o su oficio están tratando de curar y ayudar a los afectados, con riesgo de su propia salud, dar espacio, digo, a estos sentimientos de compasión, amistad y amor sinceros y verdaderos, como los de Jesús, es sumamente importante para que nuestra ayuda y solidaridad sean generosas, duren cuanto haga falta y produzcan los mejores resultados.