domingo, 22 de octubre de 2017

DOMINGO XXIX, T.O. (A)

-Textos:

       -Is 45, 1. 4-6
       -Sal 95, 1-5.7-10
       -1 Tes 1, 1-5b
       -Mt 22, 15-21

Ante Dios, nuestro Padre, recordamos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amar y el aguante de vuestra esperanza”.

Queridas hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:

Ojalá pueda decirse de nosotros, de vosotras, hermanas benedictinas, de esta comunidad que nos reunimos aquí para celebrar la eucaristía las palabras que san Pablo dirige a su querida comunidad de Tesalónica:Ante Dios, nuestro Padre, recordamos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza”.

Porque, si de verdad nuestra vida cristina vive la fe, el amor y la esperanza tan rica e intensamente como dice san Pablo, la alegría y la acción de gracias a Dios serán la tónica de nuestra vida.

Además, una vida cristiana vigorosa y alegre nos permitirá entender muy bien las palabras del papa Francisco en su mensaje para el Domund de 2017: “El mundo necesita el evangelio como algo esencial”.

No sé si nos damos cuenta de todo lo que nos aporta la fe a la hora de situarnos en la vida: Venimos de Dios, vamos a Dios; Jesucristo es el camino, la verdad y la vida; hay una vida eterna después de la muerte; el dolor y el sufrimiento no tienen la última palabra; mientras vivimos en este mundo, sabemos que Dios está siempre dispuesto al perdón que nos invita a perdonar, que clama contra las injusticias y nos pide que cumplamos la justicia; que seamos samaritanos de los abandonados y marginados en las cunetas de la sociedad.

Hermanos: No es lo mismo creer en Dios, que prescindir de Dios; no es lo mismo tener en la vida, como máxima suprema, amar como Cristo nos ha amado, que dejarse llevar por el principio de “comamos y bebamos que mañana moriremos”.
Nosotros sabemos todo esto, y si lo vivimos de verdad, qué suerte tenemos.

Pero también, si lo vivimos de verdad, tenemos que hervir en deseos de salir a la calle y anunciar a los cuatro vientos este modo de pensar y de vivir que llena de sentido y de fuerza nuestra vida.

Además es Jesús mismo quien nos ha dicho: “Id y anunciar a todas la gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. El mundo y la vida serán otra cosa, las gentes serán más felices, si cumplen los mandamientos de Dios y practican las bienaventuranzas y el evangelio de Jesús.

Hoy es el domingo del Domund. El lema de este año es claro y retador: “Sé valiente. La misión te espera”. Un mensaje que han llevado a la práctica los misioneros y misioneras que hemos visto salir de nuestras comunidades y de nuestras parroquias, y que son la imagen más creíble de nuestra Iglesia. Es un “slogan” especialmente interpelante para los jóvenes. Pero, ¡cuidado!, este lema es una consigna para todos los bautizados: Vosotras, hermanas, alimentando en la oración el temple apostólico de todos la Iglesia; los matrimonios dando testimonio de la importancia que tiene la fe para vosotros y en vuestro hogar, los enfermos ofreciendo su dolencia, los trabajadores en el puesto de trabajo, los amigos en las reuniones, los consagrados y consagradas desde su propio carisma: todos, valientes, a la misión.


Personas que no conocen el evangelio, bautizados que han dejado de practicar, gente que vive como si Dios no existiera…, el campo de misión lo tenemos lejos y lo tenemos en el portal de casa. Todos nos hacemos hoy eco del mensaje del Domund de este año: “Sé valiente. La misión te espera”.