domingo, 18 de noviembre de 2018

DOMINGO XXXIII T.O. (B)


-Textos:

       -Dan 12, 1-3
       -Sal 15, 5. 8-11
       -Heb 10, 11-14. 18
       -Mc 13, 24-32

Entonces verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes con gran poder y majestad”

El mensaje de las lecturas correspondientes a este penúltimo domingo del Año Litúrgico sacan a la luz una cuestión que anida en la mente y en el corazón de todos, pero que muchos tratamos de encerrarla en el cuarto oscuro de la conciencia, porque se nos antoja enojosa e inquietante. Todos queremos vivir y todos nos morimos. Muchos no quieren pensar y se dicen: “Comamos y bebamos que mañana moriremos”. Pero les queda el sentimiento inconfesado de que dejan el interrogante sin resolver.

La verdad es que el hombre, independientemente de sus raíces culturales y religiosas, no puede soslayar la pregunta: ¿Se acaba todo? ¿Qué hay después de la muerte? ¿Hay alguien que pronuncie una palabra que genere una esperanza cierta?

Entonces se verá venir al Hijo del Hombre entre nubes con gran poder y majestad”. Con un lenguaje literario difícil de entender para nuestro tiempo, en las lecturas de hoy se nos dice aquella verdad que confesamos cada domingo en el Credo: “Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos”. Es cierto que en este juzgar cabe la posibilidad de una condena. Pero en el conjunto de sus afirmaciones Jesús quiere infundir esperanza en sus seguidores. Él vendrá revestido de gloria para cumplir la promesa que hizo en la Última Cena: “Volveré y os llevare conmigo, para que donde yo estoy estéis también vosotros”(Jn 14, 3).

Además añade una recomendación muy sabia: “Estad atentos y vigilantes, “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.

Sabed que el Señor está cerca”, hemos escuchado también en el evangelio. Sí, sabemos que está cerca; y no nos da miedo, todo lo contrario. Sabemos que viene ahora al altar, para alentar nuestra vigilancia y nuestra espera. “Este es el sacramento de nuestra fe”, dirá luego un servidor, y vosotros responderéis esperanzados: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven Señor Jesús!”.