domingo, 12 de abril de 2020

DOMINGO DE RESURRECCIÓN


-Textos:

       -Hch 10, 34a. 37-43
       -Sal 17, 1-2. 6ab-17. 22-23
       -Col 3, 1-4
       -Jn 20, 1-9

Vio y creyó”.

Queridas hermanas benedictinas:

Ayer, sobrios y recogidos, celebrábamos la solemne Vigilia Pascual con fe y con hambre de recibir la gracia que ella ofrece.

Hoy también celebramos la Pascua y queremos que la gracia pascual impregne nuestra alma y todo nuestro ser.

El evangelio con los hechos que cuenta nos ayuda a reafirmarnos en la fe en la resurrección del Señor.

Pedro cabeza de los apóstoles y de los discípulos de Jesús, y Juan, el discípulo a quien Jesús tanto quería. Son dos personas, dos testigos fidedignos reconocidos por la ley judía, cosa que no ocurría con el testimonio de las mujeres.

Atendiendo a la noticia que trae María Magdalena acuden ellos a ver qué pasa en el sepulcro donde fue enterrado Jesús.

Pedro entró primero, porque es la cabeza de la comunidad de discípulos; el discípulo amado entró después. Pero de él nos dice el evangelio que “vio y creyó”. -¿Qué vio? -El sepulcro vacío; ¿Qué creyó? Que Cristo había resucitado.

Al final del relato se nos expone un comentario sumamente importante: “Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos”.

¿Qué enseñanza podemos aprender de este evangelio, que es la Palabra de Dios hoy para nosotros? Nosotros queremos creer, y que aumente nuestra fe en la resurrección de Jesús, porque sabemos muy bien que la resurrección de Cristo es la piedra angular de la fe cristiana.

De este evangelio podemos aprender que para creer firmemente en la resurrección de Jesús hemos de sentirnos comunidad de discípulos de Jesús, hemos de sentirnos Iglesia, y escuchar y acoger como digno de fe el testimonio que hemos recibido desde el principio de Pedro, de Juan, de las incipientes comunidades cristianas y, después, a lo largo de los siglos, de las enseñanza de los sucesores de los apóstoles.

En segundo lugar aprendemos que la fe en la resurrección de Jesús nos viene también de escuchar la Palabra de Dios y proyectarla sobre los acontecimientos que nos ocurren en la vida. Hemos escuchado cómo a Pedro y Juan se les aclara lo qué significa el hecho de la tumba vacía y empiezan a creer en la resurrección de Cristo al relacionarlo con lo que había predicho la Escritura.

La Escritura, la Palabra de Dios, es fuente de luz imprescindible para llegar a la fe en la resurrección de Jesús, e igualmente, para comprender su vida, su mensaje tal como lo recibimos de la enseñanza de la Iglesia.