domingo, 3 de mayo de 2020

DOMINGO IV DE PASCUA


-Textos:

       -Hch 2, 14ª. 36-41
       -Sal 22, 1-6
       -1Pe 2, 20b-25
       -Jn 10, 1.10

Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas”. “(El verdadero pastor) camina delante de ellas, y las ovejas le siguen…”.

Queridas hermanas benedictinas:

Seguimos confinados, pero la Pascua alivia y alegra nuestro confinamiento. En este cuarto domingo pascual celebramos el domingo del “Buen Pastor”, también la Jornada de oración por las vocaciones, al sacerdocio, a la vida religiosa y a la vida consagrada y las vocaciones nativas.

El evangelio dice que Jesucristo como verdadero y buen pastor entra por la puerta del aprisco, llama a las ovejas por su nombre, las lleva a buenos pastos y ellas le siguen porque conocen su voz.

Queridas hermanas: Jesús es el verdadero y buen pastor, nosotros somos sus ovejas; él nos llama y nos lleva a buenos pastos, “a fuentes tranquilas”, -nos ha dicho el salmo-, y nosotros, sus discípulos, sus ovejas, le seguimos, porque conocemos su voz.

¿Cuáles son los buenos pastos y las fuentes tranquilas, a las que nos lleva Jesús, el Buen Pastor?

Estamos en tiempo pascual, sigue fresca en la memoria la gran Vigilia de Sábado Santo, cuando renovamos las promesas de nuestro bautismo. En la fuente bautismal nos bañamos con el agua viva que nos da la vida de hijos de Dios; el bautismo es el don básico y saludable que recibimos del Buen Pastor, Jesús. Pero no solo el agua viva del bautismo, Jesús “nos lleva y nos prepara una mesa”, la eucaristía. La eucaristía repara y alimenta nuestras fuerzas, para seguirle por el camino de la vida. 

Y, cuando nos hemos descarriado y hemos pecado, él, el Buen Pastor, nos busca, nos ofrece el sacramento de la penitencia y sobre sus hombros nos devuelve al rebaño y al aprisco, es decir, a la comunidad de discípulos, a la Iglesia. Sí ciertamente, Jesús es nuestro Buen Pastor.

Afirmemos nuestra fe en él y nuestra voluntad de seguirle. Y afirmemos también en nuestro compromiso de ahondar en nuestra vocación bautismal y cristiana. Que brote desde lo más profundo de nuestro ser la gratitud. Y que la gratitud sincera nos lleva a un compromiso de dar testimonio valiente de la fe, y nos lleve a colaborar de manera efectiva con nuestra Iglesia.

Por eso nos tenemos que hacer eco del mensaje que nuestros obispos nos han lanzado para este domingo de las vocaciones. El lema de la Jornada es “Jesús vive y te quiere vivo”. Jesús es el Buen Pastor que ha venido para que tengamos vida, y la tengamos en abundancia. Él es “nuestra esperanza” y “la más hermosa juventud de este mundo”, en frase del papa Francisco.

Pidamos al Señor de la vida que no falten vocaciones en su Iglesia; vocaciones al ministerio sacerdotal, a la vida religiosa y contemplativa, a la vida consagrada, y también vocaciones nativas en los territorios en misión.

En este domingo, dejemos, por un momento, el coronavirus y escuchemos con suma atención la llamada del Buen Pastor.