domingo, 11 de septiembre de 2016

DOMINGO XXIV, T.O. (C)

Textos:

       -Éx 32,7-11.13-14
       -1Tim 1,12-17
       -Lc 15,1-32

Monición al evangelio

El evangelio que nos propone la Iglesia en la eucaristía de este domingo es el capítulo quince del evangelio de san Lucas, conocido como el capítulo de las parábolas de la misericordia.

Estas parábolas de Jesús, muy fáciles de entender, manifiestan con extraordinaria claridad el rasgo más admirable del rostro de Dios, su misericordia.

Jesucristo con su predicación y con su misma existencia, da lugar a que la misericordia de Dios sea verdaderamente el núcleo de su evangelio, la buena noticia que él anuncia para salvar al género humano.

Muchos espíritus religiosos han encontrado en estas parábolas el rostro de Dios que buscaban; muchos hombres y mujeres se han dejado seducir y ha venido a la fe, y a los más altos grados de la santidad escuchar en la Iglesia estas palabras que salen de los labios de Jesús; sobre todo, muchísimos pecadores se han convertido, han llorado su pecados y han encontrado la paz y el consuelo al leer estas parábolas que hoy se proclaman.

Va adelante ya el Año de la Misericordia, señalado por el papa Francisco: Conviene que nos preguntemos cada uno de nosotros, si en este tiempo hemos experimentado de manera nueva el rostro misericordioso de Dios.

De todas las maneras, haremos bien si prestamos especial atención a la proclamación de este evangelio, justo en este año y en este domingo.


Primero, cantaremos de pie el aleluya como canto que reconoce la importancia de la Palabra de Dios que vamos a escuchar.