domingo, 20 de diciembre de 2015

DOMINGO IV DE ADVIENTO (C)

 
Textos:
            -Mi 5, 1-4-ª

            -Heb 10, 5-10

            -Lc 1, 39-45

 
-“¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
Queridas hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:

A cuatro días de la Navidad, ¿cuáles son nuestras disposiciones y nuestros sentimientos?

En el ámbito civil la gente está preocupada por depositar el voto para elegir a los gobernantes de la nación; en muchos hogares, además,  estarán organizando  las comidas y las reuniones familiares.

En el ámbito eclesial, en este domingo inmediato a la Navidad, es ya tradicional acoger el mensaje de Caritas para ayudar al prójimo necesitado.

Con todos estos acontecimientos repicando  en las puertas del corazón venimos a misa y  la Palabra de Dios nos sitúa en los prolegómenos del misterio de la Navidad.

Tres notas me permito resaltar, de una y otra lectura, como tres focos de luz, que nos ayuden a situarnos ante la variedad de circunstancias y acontecimientos  que se acumulan sobre nuestro ánimo.

Pongamos en primer lugar los ojos y oídos del corazón en Jesucristo.

La segunda lectura nos muestra qué disposición de ánimo mostró el Hijo de Dios, en el seno de la Trinidad, antes de venir a este mundo: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad”. Tengámoslo muy en cuenta: La pasión de Jesús, la voluntad de Jesús es hacer la voluntad de Dios, su Padre.

Y por eso, porque Jesús quiere sólo y con toda su alma hacer la voluntad de Dios, Jesús es para el mundo, la alegría de Dios.

¡Qué encuentro aquél jubiloso y feliz: dos mujeres, Isabel y María, las dos encintas, las dos escogidas y amadas por Dios: “En cuanto Isabel oyó el saludo de María, la criatura salto de alegría en su vientre”.

Jesús es la alegría de Dios para el mundo.

Y ahora pongamos los ojos en María. ¿Qué hace María? Ella deja su casa y corre a visitar a su prima Isabel.

Ella, en primer lugar, quiere comunicar y compartir alegrías: la suya y la de su prima. Dos mujeres, parientes y amigas, que van a dar a luz. Compartir y comunicar alegría. Lo más natural y lo más sobrenatural: Eso va a hacer la Virgen María.

En segúndo lugar, María, se pone a servir. Se queda hasta que su prima dé a luz. Servir por amor. Servir a su prima porque la necesita.

Queridos hermanos:

-Haced la voluntad de Dios y amarla apasionadamente;

-comunicad y compartir alegrías;

-servid por amor al que nos necesita.

Ya tenemos el programa para preparar bien y religiosamente la Navidad. Ya tenemos también el enfoque y la actitud como podemos  actuar en los diferentes acontecimientos que nos toca vivir hoy,  y en estos días: A la hora de votar, actitud de servicio al bien común de todos.  Caritas, por su parte, nos grita en este domingo: “En Navidad abre los ojos a los demás”.

Nos quedaría subrayar una tercera y última nota, la exclamación de Isabel ante María: “Dichosa tú, la que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”.

Ante la presencia del Señor Jesús eucaristía sobre la cuna del altar, hagamos un acto de fe sincero, que, a la vez, sea un compromiso serio para vivir la Navidad.

Cuando el sacerdote proclame: “Este es el sacramento de nuestra fe”, respondamos con  firmeza: “Anunciamos tu muerte proclamamos tu resurrección. Ven, Señor, Jesús” .