domingo, 17 de abril de 2016

DOMINGO IV DE PASCUA (C)

Textos:

       -Hch 13, 14. 43-52
       -Ap 7, 9. 14b-17
       -Jn 10, 27-30

Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas”

Queridas hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:

Hoy celebramos el domingo del Buen Pastor. El buen Pastor es Jesucristo. Una metáfora, una imagen, que despierta los mejore sentimientos y hace atractiva la persona de Jesús.

Porque Jesucristo en sus palabras, en sus obras, con su vida y con su muerte ha demostrado cuánto ama a los hombres, a sus ovejas, y cuánto es capaz de hacer por lograr que todos los hombres vengan a formar una sola familia, un solo rebaño bajo un solo pastor.

Él conoce a las ovejas, con un conocimiento personal e individualizado, a cada una la llama por su nombre; él, una vez que ha recogido el rebaño, al atardecer, es capaz de salir de nuevo en busca de la oveja perdida, aunque no sea más que una; él es capaz de dar la vida por sus ovejas. Y él da la vida natural, para dar, a cuantos creen en él y le siguen, la vida sobrenatural, la que no perece, la vida eterna. La vida, que, terminada la peregrinación por este mundo, se despliega plena, libre y feliz con Dios en el cielo. Nos lo ha dicho bellamente con lenguaje poético la segunda lectura: “Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de agua viva. Y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos”.

Jesús es el buen Pastor. Esta es la buena noticia. Hoy es un día para reafirmar nuestra fe en Jesús, para dar gracias por la gracia de creer en él, que Dios nos ha regalado, para dejarnos llevar del impulso apostólico y salir a la calle a anunciar esta buena noticia que conocemos y vivimos.

Hoy es un día para tener en cuenta a tantos hombres y mujeres que no conocen a Dios, ni han descubierto a Jesucristo como Buen Pastor. Hoy, de manera especial, es un día para pedir a Dios y comprometernos a trabajar, para que las ovejas que un día recibieron el bautismo, y después se han alejado de la fe, reconozcan la voz del buen Pastor y vuelvan al redil de la Iglesia para vivir la fe, la esperanza y el amor dentro de la comunidad cristiana que los espera y los acoge con gozo.

Y cómo no tener presente a nuestro papa Francisco, cabeza y pastor de toda la Iglesia: Ayer lo hemos visto en Lesbos, seguir los pasos y la conducta de Jesús, y como el Buen pastor, acudir a donde se encuentran las ovejas heridas, los expatriados, los perseguidos, los refugiados… Oremos por el papa, hoy y todos los días: que acierte a conducir a la Iglesia por los caminos del evangelio.

La figura de Jesucristo, Buen Pastor, debe sacudir nuestra conciencia para advertir y tomar postura ante la penuria de las vocaciones sacerdotales. Las parroquias, las comunidades cristianas, necesitamos sacerdotes, pastores santos y bien preparados, que demos ejemplo de vida, que conectemos con las generaciones jóvenes, que animemos las comunidades, que despertemos la conciencia de los laicos para que asuman su papel en la nueva evangelización….

En fin: “Que la palabra del Señor se difunda por todas partes” El buen Pastor nos conduce hacia fuentes tranquilas y repara nuestras fuerzas en la eucaristía. Vengamos al altar.