domingo, 10 de enero de 2016

DOMINGO FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR

 
Textos:

            -Is 42, 1-4-. 6-7

            -Hch 10, 34-38

            -Lc 3, 15-16. 21-22.

 -“Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto”

-Queridas hermanas benedictinas y queridos hermanos todos:

Hoy, en el evangelio, oímos la voz solemne de Dios Padre: “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto”.

Que viene a decir: Jesús, al que veis, verdadero hombre, es en sentido estricto Hijo mío, Dios de Dios, Luz de luz;   es mi Hijo amado, a quien amo con todo mi Espíritu; y en cuanto hombre, Jesús  es mi predilecto entre todos los hijos de los hombres, elegido por mí para desempeñar la misión de liberar a los hombres del pecado y salvar al mundo.

-Queridos hermanos, el bautismo de Jesús es presentación de Jesús al mundo, nuestro bautismo es incorporación a Cristo y a la Iglesia.

Pero en el bautismo de Jesús es la mejor fuente de conocimiento para descubrir  todo el significado de nuestro bautismo, el regalo inmenso que nos hizo Dios y nos hicieron nuestros padres, al llevarnos a bautizar. En el bautismo de Jesús descubrimos también las exigencias que comporta este don sobrenatural que en su día recibimos.

-“Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto”. Estas palabras también son verdaderas, con otra intensidad, aplicadas a nuestro propio bautismo.

Nosotros, bautizados, somos hijos de Dios, hijos adoptivos, ciertamente, pero hijos de Dios, partícipes de la vida de Cristo resucitado, una vida sobrenatural que ha vencido a la muerte; nosotros  somos amados de Dios, con el amor del Espíritu Santo que recibimos en el bautismo; nosotros somos predilectos y elegidos de Dios para una misión en el mundo, anunciar el evangelio de Jesús.

Verdaderamente es una muy buena y dichosa suerte ser cristiano. Pero, es también, una responsabilidad enorme.

Un obispo español llegó a decir: “No es que en España no haya cristianos, porque más del ochenta por ciento de los españoles reciben el bautismo. Lo que sucede  en España es que hay muy pocos cristianos que vivan  consecuentemente con las exigencias de su bautismo”.

Otro sería el peso específico de los valores del evangelio y de las enseñanza del Magisterio católico sobre la sociedad española, si  todos los bautizados cristianos viviéramos con coherencia la fe que decimos creer y la moral que debemos practicar.

La fiesta del Bautismo de Jesús es un aldabonazo a nuestras conciencias de bautizados. No podemos ahogar el fuego sobrenatural de la vida y el amor que se nos ha regalado en el bautismo cubriéndolo con las cenizas muertas de un estilo de vida propio de paganos y de  gentes esclavas  del consumismo y de ídolos como el dinero, la comodidad, el individualismo, la imagen, que sólo generan frustración y vacío.

Seamos fuego vivo, sal y fermento de una sociedad alternativa, de un mundo con futuro. Somos hijos de Dios, amados y predilectos de Dios. Venimos de Dios, vamos a Dios, somos herederos de la vida eterna, Jesucristo es el camino la verdad y la vida.

Digámoslo a nuestros hijos, y a nuestros jóvenes; y también, que se enteren los políticos y los que tienen  en su manos el dinero,  los medios de comunicación, la educación y los secretos de la ciencia y de la técnica.

Hermanos, vivamos militantemente nuestra vocación.

Para eso, la eucaristía es el alimento que nutre y alienta el fuego del amor divino que se nos encendió en el bautismo. Y sea Jesús, bautizado en el Jordán, humilde y mezclado entre pecadores,  el guía y la luz de nuestra presencia en el mundo.