Salmo 99 (98)

Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
«El es Santo».
Himno a Yahvé Rey.
Celebración litúrgica.

Tema


Como los demás salmos de éste género, también éste celebra la realeza de Dios en la liturgia, como consecuencia de alguna hazaña admirable de Él. El hilo conductor de este salmo es la santidad de Dios. Tres veces menciona esa santidad (3.5.9), y esa palabra demuestra la grandeza y la excelencia que Dios tiene por encima de todo lo que existe. En esta celebración no se expresan como en los otros salmos de este grupo, los elementos de alegría exterior. Ante la santidad de Dios, lo que corresponde al hombre es adorarle de corazón y darle culto con respeto, en silencio y ofreciéndole su vida. Amar lo recto (4), y al Dios que da su merecido a los malos, se le debe responder cumpliendo sus mandatos. Así mismo, la oración humilde, después de limpiarnos por dentro, nos presenta ante Dios, y nos sumerge en sus proyectos admirables como en un profundo mar. Esta santidad de Dios, se muestra para con los pecadores, lleno de amor y misericordia.
1-2: Confiesa la realeza de Dios, la soberanía que tiene sobre todo el mundo. Dios ha manifestado a los pueblos extranjeros su santidad.
3: Estribillo: Invita a todos los hombres a celebrar la santidad de Dios.
4: El Dios grande, Señor de todos los pueblos, se ha acercado a un pueblo, para que se edifique en ella su reinado de santidad.
5: Estribillo: Invita a todos los pueblos a celebrar la santidad de Dios.
6-8: Recuerda la antigua historia del pueblo de Israel, pues allí se manifiesta la santidad de Dios, dirigiendo al pueblo por medio de los sacerdotes y profetas (6), dando a conocer sus proyectos por medio de la ley (7), y perdonando los pecados (8).
9: Estribillo: Invita a todos los pueblos a celebrar la santidad de Dios.

Salmo


1 El Señor reina, tiemblen las naciones,
   sentado sobre querubines vacile la tierra.

2 El Señor es grande en Sión,
   encumbrado sobre todos los pueblos.

3 Reconozcan tu nombre grande y terrible:
   «Él es santo».

4 Reinas con poder y amas la justicia,
   tú has establecido la rectitud;
   Tú administras la justicia y el derecho,
   tú actúas en Jacob.

5 Ensalzad al Señor Dios nuestro,
   postraos ante el estrado de sus pies:
   «Él es santo».

6 Moisés y Aarón con sus sacerdotes,
   Samuel con los que invocan su nombre,
   invocaban al Señor, y él respondía.

7 Dios les hablaba desde la columna de nube,
   oyeron sus mandatos y la ley que les dio.

8 Señor, Dios nuestro, tú les respondías,
   tú eras para ellos un Dios de perdón,
   y un Dios vengador de sus maldades.

9 Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
   postraos ante su monte santo:
   «Santo es el Señor nuestro Dios».

Palabras clave


- Realeza: El Señor reina (1), sentado sobre querubines (1), es grande en Sión (2), encumbrado sobre todos los dioses (2), terrible (3), Santo (3.5.9), poderoso (4), estrado de sus pies (5), perdonador (8).
- Adoración: Tiemblen las naciones (1), vacile la tierra (1), reconozcan tu nombre (3), ensalzad (5.9), postraos (5.9).

La luz del Nuevo Testamento


“Nosotros ya creemos y sabemos que tú eres el Consagrado de Dios” (Jn 6, 69).
“Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella: quiso así consagrarla por su palabra, lavándola en el baño del agua, para prepararse una Iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni nada parecido, una Iglesia santa e inmaculada” (Ef 5, 25-57).
“A su debido tiempo lo manifestará Dios bienaventurado y único soberano, rey de reyes y señor de señores, único que posee la inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien nadie ha visto ni puede ver. A él honor y dominio eterno, amén” (1 Tim 6, 15-16).
“Al Señor tu Dios rendirás homenaje y a él sólo prestarás servicio” (Mt 4, 10).
“Día y noche cantaban sin pausa: ¡Santo, santo, santo es el Señor, soberano de todo, el que era y es y ha de venir!” (Ap 4, 8).

Oración


Señor, que te celebren todos los pueblos,
porque sólo Tú eres Santo.
En la antigüedad te mostraste compasivo
con nuestros antepasados.
Ilumínanos también hoy por medio de tu Hijo
a los que te buscamos en la oscuridad.
Ayúdanos a vivir con alegría
la grandeza de nuestro ser cristiano,
y te alabaremos
de generación en generación