Salmo 91 (90)

Tú que habitas a la sombra del Altísimo,
no temerás el espanto nocturno.
Salmo sapiencial. Repleto de enseñanza.
Para escuchar.

Tema


Este salmo trata de la enseñanza que un maestro israelita, imbuido de sabiduría, dirige a un discípulo. Quiere inculcar, que Dios protege al hombre que ha puesto en El toda su confianza. El hombre que, apoyado en la fe, ha escogido a Dios para toda su vida no tiene miedo a ningún peligro. El Señor es su fortaleza firme. El salmista, en vez de desarrollar el tema teológico, quiere exponer su experiencia de vida al discípulo. Este maestro propone su enseñanza con gran viveza mediante imágenes, y al final, apela a la Palabra de Dios para verificar su enseñanza. Jesucristo ha dado veracidad a este salmo, porque durante toda su vida ha abandonado su existencia entera en manos del Padre.
Podemos dividir este salmo en tres apartados:
  1-2: Introducción. El sabio maestro suscita en el corazón del discípulo la confianza y abandono en el Señor. Quizá en el templo de Jerusalén.
  3-13: Tema principal. Enseñanza: La felicidad del hombre que pone en Dios su confianza. El Señor le protegerá de los peligros y de los ataques del enemigo. Imágenes que ha empleado para dar a entender los peligros: La red del cazador (3), las perniciosas emboscadas (3), la lucha (7).
14-16: El salmista hace hablar al Señor para reforzar sus palabras. El Señor, además de proteger al fiel de todos los peligros, le colmará de largos días.

Salmo


 1 Tú que habitas al amparo del Altísimo,
    que vives a la sombra del Omnipotente,

 2 di al Señor: “Refugio mío, alcázar mío,
    Dios mío, confío en ti”.

 3 El te librará de la red del cazador,
    de la peste funesta.

 4 Te cubrirá con sus plumas,
     bajo sus alas te refugiarás,
     su brazo es escudo y armadura.

  5 No temerás el espanto nocturno,
     ni la flecha que vuela de día,

  6 ni la peste que se desliza en las tinieblas,
     ni la epidemia que devasta a mediodía.

  7 Caerá a tu izquierda mil,
     diez mil a tu derecha,
     a ti no te alcanzará.

  8 Nada más mirar con tus ojos,
     verás la paga de los malvados,

  9 Porque hiciste del Señor tu refugio,
     tomaste al altísimo por defensa.

10 No se te acercará la desgracia,
     ni la plaga llegará hasta tu tienda

11 porque a sus ángeles ha dado órdenes
     para que te guarden en tus caminos;

12 te llevaran en sus palmas,
     para que tu pie no tropiece en la piedra;

13 caminaras sobre áspides y víboras;
     pisotearas leones y dragones.

14 “Se puso junto a mí: lo libraré,
     lo protegeré porque conoce mi nombre;
     me invocará y lo escucharé.

15 Con él estaré en la tribulación,
     lo defenderé, lo glorificaré:

16 lo saciaré de largos días,
     y le haré ver mi salvación.

Palabras Clave


- La ayuda del Señor: Tu que habitas al amparo (1), que vives a la sombra (1), tú eres mi refugio y mi alcázar (2.9), En ti confío (2), te cubrirá con sus plumas (4), escudo y armadura (4), lo protegeré y o glorificaré (15),  lo saciaré de largos días (16), le haré ve mi salvación (16).
- Los peligros: La red del cazador (3), peste funesta (3.9), espanto nocturno (5), flecha que vuela de día (5), epidemia que devasta  (6), las piedras (12), áspides y víboras (13), leones (13), dragones (13).

La luz del Nuevo Testamento.


“Entonces lo dejó el diablo; se le acercaron unos ángeles y se pusieron a servirle” (Mt 4,11)
“Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte” (Hch 2,24). “Os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y sobre todo el ejército enemigo, nada podrá haceros daño” (Lc 10,19).  “Porque mis ojos han visto al Salvador” (Lc 2,30).

Oración.


Señor Jesús, cuando el tentador te extendió sus redes
Tú permaneciste fiel a la voluntad del Padre.
Concédenos un corazón sencillo,
una confianza absoluta como la de los niños
para depositarla en el Padre.
y podamos gozar algún día de su plena salvación.