Salmo 9-B

Tú, Señor,
ves las penas y los trabajos.
Salmo de súplica. Individual.
Dolorido y con llanto.

Tema


El salmista, diariamente ve en su vida, que los ricos y los malos oprimen al pobre, y lo manifiesta a Dios con plena confianza. Parece que Dios está lejos, pero el salmista no se avergüenza de seguir pidiendo ayuda a Dios. Tiene confianza este pobre.
22-23 (1-2): Pregunta a Dios osadamente por su manera de actuar. Aquí se manifiesta el desvalimiento del que se encuentra en la impotencia.
24-27 (3-6): menciona la maldad de los enemigos que están contra Dios: Parece que estos enemigos son de casa, esto es, israelitas.
28-32 (7-11): El mal comportamiento que tienen los enemigos contra el prójimo.
33-36 (12-15): Súplica con plena confianza.
37-39 (16-18): Recuerda la soberanía de Dios en actitud agradecida, como si se hubiera realizado la liberación del pobre.

Salmo


  22 (1) ¿Por qué te quedas lejos, Señor,
             y te escondes en el momento del aprieto?
 
  23 (2) La soberbia del impío oprime al infeliz
             y lo enreda en las intrigas que ha tramado.
 
  24 (3) El malvado se gloría de su ambición,
             el codicioso blasfema y desprecia al Señor.
 
  25 (4) El malvado dice con insolencia:
            ”No hay Dios que me pida cuantas”.
 
  26 (5) La intriga vicia siempre su conducta,
            aleja de su mente tus juicios,
            y desafía a sus rivales.
 
  27 (6) Piensa: “No vacilaré,
            nuca jamás seré desgraciado”.
 
  28 (7) Su boca está llena de maldiciones,
           de engaños y de fraudes;
           su lengua encubre maldad y opresión;
 
  29 (8) en el zagua se sienta al acecho,
           para matar a escondidas al inocente.
           Sus ojos espían al pobre;
           acecha en su escondrijo, como león en su guarida,
 
  30 ((9) acecha al desgraciado para robarle,
           arrastrándolo a su redes;
 
  31 (10) se agacha y se encoje
           y cae con violencia sobre el indefenso.
 
  32 (11) Piensa: “Dios lo olvida
          se tapa la cara para no enterarse”.
 
  33 (12) Levántate, Señor, extiende tu mano,
          no te olvides de los humildes:
 
  34 (13) ¿por qué ha de despreciar a Dios el malvado,
          pensando que no le pedirá cuentas?
 
  35 (14) Pero tú ves las penas y los trabajos
          tú miras y los tomas en tus manos.
          A ti se encomienda el pobre
          tú socorres al huérfano.
 
  36 (15) Rómpele el brazo al malvado,
         pídele cuantas de su maldad,
         y que desaparezca.
 
  37 (16) El Señor reinará eternamente,
         y los gentiles desaparecerán de su tierra.
 
  38 (17) Señor, tú escuchas los deseos de los humildes,
         les prestas oído y los animas;
 
  39 (18) tú defiendes al huérfano y al desvalido:
        que el hombre hecho de tierra,
        no vuelva a sembrar su terror.

Palabras clave


- Actuación del malvado: La soberbia del impío oprime (23), lo enreda en las intrigas (23), se gloría de su ambición (24), codicioso (24), desprecia al Señor (24), blasfema (24), no hay Dios (25), aleja de su mente tus juicios (26), su boca está llena de maldiciones (28),engaños y fraudes (28), su lengua encubre maldad y opresión (28), en el zaguán se sienta al acecho (29), matar al inocente (29),
- Pobre: Infeliz (23), pobre (30.35), humilde (33.38), inocente (29), indefenso (31.35), penas y trabajos (35), huérfano (35.39), desvalido (39).
- Súplica a Dios: Por qué te quedas lejos (22), te escondes en el momento del peligro (22), levántate (33), extiende tu mano (33), no te olvides de los humildes (33), tu ves las penas y los trabajos (35), los miras y los tomas en tus manos (35), rómpele el brazo al malvado (36), que desaparezca (36).

La luz del Nuevo Testamento


“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27, 46)
“Dios ¿no hará justicia a sus elegidos si ellos le gritan día y noche? Os digo que les hará justicia sin tardar” (Lc 18, 7-8).
“¿No era tu deber tener también compasión de tu compañero como yo la tuve de ti?” (Mt 18, 33).

Oración


Oh Dios, tú eres ayuda de los huérfanos.
Ves nuestras penas y trabajos.
No te olvides de los humildes.
Vigoriza nuestro corazón,
y que el hombre no atemorice más
a su hermano.