Salmo 86 (85)

Salva a tu siervo
que confía en ti.
Salmo de súplica. Individual.
De confianza.

Tema


Parece que se trata de un salmo compuesto con fragmentos cogidos de otros muchos salmos. El salmista se encuentra en un grave aprieto, y suplica a Dios pidiendo ayuda. La súplica y la acción de gracias están mezcladas. Oración humilde y de mucha confianza. Así mismo, sabe reconocer el corazón bondadoso y misericordioso de Dios. También hoy, este salmo requiere la sencillez y el corazón humilde como el de los niños, para que unidos a Jesucristo lo dirijamos al Padre.
  1-7: Clama a Dios, pidiendo que le atienda en la adversidad.
  8-13: Junto con la petición, la acción de gracias. La libertad del salmista atraerá al buen camino a los extranjeros.
14-17: Petición contra los enemigos.

Salmo


  1 Inclina tu oído, Señor, escúchame,
     que soy un pobre desamparado;

  2 protege mi vida, que soy un fiel tuyo,
     salva a tu siervo que confía en ti;

  3 tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
     que a ti te estoy llamando todo el día;

  4 alegra el alma de tu siervo,
     pues levanto mi alma hacia ti;

  5 porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
     rico en misericordia con los que te invocan.

  6 Señor, escucha mi oración,
     atiende a la voz de mi súplica;

  7 en el día del peligro te llamo,
     porque tú me escuchas.

  8 No tienes igual entre los dioses, Señor,
     ni hay obras como las tuyas.

  9 Todos los pueblos vendrán
     a postrarse en tu presencia, Señor,
     bendecirán tu nombre:

10 «Grande eres Tú, y haces maravillas,
     tu eres el único Dios».

11 Enséñame, Señor, tu camino,
     para que siga tu verdad;
     mantén mi corazón entero
     en el temor de tu nombre.

12 Te alabaré de todo corazón, Dios mío,
     daré gracias a tu nombre por siempre,

13 por tu grande piedad para conmigo,
     porque me salvaste del Abismo profundo.

14 Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
     una banda de insolentes atenta contra mi vida,
     sin tenerte en cuenta a ti.

15 Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
     lento a la cólera, rico en piedad y leal,

16 mírame, ten compasión de mí,
     da fuerza a tu siervo,
     salva al hijo de tu esclava.

17 Dame una señal propicia,
     que la vean mis adversarios y se avergüencen,
     porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.

Palabras clave


- Salmista: Pobre desamparado (1), fiel tuyo (2), tu siervo que confía en ti (2), tu siervo (4.16)
- Dios: Bueno (5), clemente (5), rico en misericordia (5), no tienes igual entre los dioses (8), grande (10), haces maravillas (10), Tú eres el único Dios (10), misericordioso (15), lento a la cólera (15), rico en piedad y leal (15).
- Petición: Alegra el alma de tu siervo (4), enséñame, Señor, tu camino (11), mantén mi corazón entero (11), da fuerza a tu siervo (16), dame una señal propicia (17).
- Acción de gracias: Vendrán a postrarse en tu presencia (9), bendecirán tu nombre (9), te alabaré de todo corazón (12), daré gloria a tu nombre por siempre (12).

La luz del Nuevo Testamento


“El, en los días de su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas, a gritos y con lágrimas, al que podía salvarlo de la muerte; y Dios lo escuchó” (Heb 5, 7).
“Aquí está la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que has dicho” (Lc 1, 38).
“¿Quién de vosotros que sea padre, si su hijo le pide pescado, en vez de pescado le va a ofrecer una culebra?; y, si le pide un huevo, ¿le va a ofrecer un alacrán? Pues si vosotros, malos como sois, sabéis dar cosas buenas a vuestros niños ¿cuánto más vuestro Padre del cielo dará Espíritu Santo a los que se lo piden?” (Lc 11, 11-13).
“Vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidáis. Vosotros rezad así: Padre nuestro que estás en el cielo” (Mt 6, 8-9).

Oración


Dios leal,
recordamos tus obras admirables:
somos tus hijos,
y en ti está nuestra confianza.
Enséñanos tus caminos
para que caminemos en tu verdad,
y celebraremos tu nombre.