Salmo 77 (76)

¿Es que Dios se ha olvidado
de su bondad?
Salmo de súplica a favor de todo el pueblo.
Recuerda la alianza.

Tema


El pueblo de Israel se encuentra en una situación angustiosa, tal vez en el exilio de Babilonia. El salmista comparte intensamente la aflicción del pueblo, y habla a Dios en la oración, en nombre de todo el pueblo. Parece que Dios ha cambiado el modo de proceder que tenía para con el pueblo: No es el de antes, ahora guarda silencio (11). Ahí se encuentra el núcleo de la aflicción. Este salmo nos trae una reflexión profunda del orante: Recuerda los milagros que realizó Dios en otros tiempos a favor del pueblo, y en esa reflexión descubre que el amor de Dios es para siempre. De ahí le viene la luz para su vida. Más allá de lo que dice el salmista, este salmo nos quiere dar a conocer su cambio interior. Al recordar las obras admirables de Dios, el hombre debe dar un nuevo paso en su camino. La oración y el cambio de corazón van a la par.
  2-7: El salmista manifiesta su aflicción. No tiene momentos de gozo en su vida. Vive identificado con la desgracia del pueblo.
  8-11: Reflexión a cerca del modo de actuar de Dios. Parece que Dios ha olvidado a su pueblo para siempre.
12-16: Recuerda los milagros que hizo Dios en la antigüedad a favor del pueblo: Dios es fiel y no puede cambiar su manera de actuar.
17-21: Canta, a modo de himno, la hazaña de cuando Dios sacó a su pueblo de Egipto y lo llevó a Palestina.

Salmo


  2 Alzo mi voz a Dios gritando,
     alzo mi voz a Dios para que me oiga.
 
  3 En mi angustia te busco, Señor mío,
     de noche extiendo las manos sin descanso,
     y mi alma rehúsa el consuelo.
 
  4 Cuando me acuerdo de Dios, gimo,
     y meditando me siento desfallecer.
 
  5 Sujetas los párpados de mis ojos,
     y la agitación no me deja hablar.
 
  6 Repaso los días antiguos,
     recuerdo los años remotos;
 
  7 de noche lo pienso en mis adentros,
     y meditándolo me pregunto:
 
  8 ¿Es que el Señor nos rechaza para siempre
     y ya no volverá a favorecernos?
 
  9 ¿Se ha agotado ya su misericordia,
     se ha terminado para siempre su promesa?
 
10 ¿Es que Dios se ha olvidado de su bondad,
     o la cólera cierra sus entrañas?
 
11 Y me digo: ¡Qué pena la mía!
     ¡Se ha cambiado la diestra del Altísimo!
 
12 Recuerdo las proezas del Señor,
     sí, recuerdo tus antiguos portentos,
 
13 medito todas tus obras,
     y considero tus hazañas.

14 Dios mío, tus caminos son santos:
     ¿qué dios es grande como nuestro Dios?

15 Tú, oh Dios, haciendo maravillas
     mostraste tu poder a los pueblos;

16 con tu brazo rescataste a tu pueblo,
     a los hijos de Jacob y de José.

17 Te vio el mar, oh Dios,
     te vio el mar y tembló,
     las olas se estremecieron.

18 Las nubes descargaban sus aguas,
     retumbaban los nubarrones,
     tus saetas zigzagueaban;

19 rodaba el estruendo de tu trueno,
     los relámpagos deslumbraban el orbe,
     la tierra retembló estremecida:

20 tú te abriste camino por las aguas,
     un vado por las aguas caudalosas,
     y no quedaba rastro de tus huellas;

21 mientras guiabas a tu pueblo como a un rebaño,
     por la mano de Moisés y de Aarón.

Palabras clave


- Aflicción: Gritando (2), en mi angustia te busco, Señor mío (3), mi alma rehúsa el consuelo (3), gimo (4), me siento desfallecer (4), sujetas los párpados de mis ojos (5), la agitación no me deja hablar (5).
- Lejanía de Dios: ¿Nos rechaza para siempre? (8), ¿no volverá a favorecernos? (8), ¿se ha agotado ya su misericordia? (9), ¿se ha terminado para siempre su promesa? (9), ¿se ha olvidado de su bondad? (10), ¿cierra sus entrañas? (10).
- Reflexión: Repaso los días antiguos (6), recuerdo los años remotos (6), de noche lo pienso en mis adentros (7), meditando me pregunto (7), medito todas tus obras (13), considero tus hazañas (13).
- Los milagros: Proezas del Señor (12), recuerdo tus antiguos portentos (12), maravillas (15), todas tus obras (13), tu poder (15), tu brazo (16).

La luz del Nuevo Testamento


“A media tarde gritó Jesús muy fuerte: Elí, Elí, lemá sabaktani. Es decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. (Mt 27, 46).
“Vosotros, por mano de paganos, lo matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte” (Hch 2, 23-24).
“Nosotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel. Pero con hoy son ya tres días que ocurrió. Entonces Jesús les dijo: ¡Qué torpes sois y qué lentos para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No tenía el Mesías que padecer todo eso para entrar en la gloria?” (Lc 24, 21.25-26).
“Nosotros ya le conocemos y nos fiamos de él” (1 Jn 4, 16).

Oración


Señor, tú conoces nuestro corazón.
Sabes bien lo frágiles que somos.
También hoy tenemos mucha aflicción en nuestro pueblo.
Escucha nuestro clamor.
Resucitando a tu Hijo de entre los muertos
nos has manifestado de nuevo
que tu amor es eterno.
Envíanos tu Espíritu,
y haz que, los que somos tus hijos,
recordemos una y otra vez tus milagros,
con gratitud y esperanza.