Salmo 40 (39)

Entonces yo digo:
Aquí estoy.
Oración de acción de gracias (1-11). Individual.
Súplica (12-18). Individual.

Tema


Este salmo tiene dos partes diferenciadas.  Un pobre del Señor (1-11), celebra lleno de gozo la ayuda admirable que ha recibido de Dios. Y es muy consciente de que la ofrenda más digna que puede ofrecer a Dios es su propia persona, manteniéndose fiel y procla-mando sus maravillas a los que le rodean. Ver sl 50, 7-15; 51, 17-19; 69, 31-35. La segunda parte (12-18): el salmista se encuentra en situación difícil y pide la ayuda de Dios. En las dos partes, la oración se fundamenta en la fidelidad de Dios. Los versículos 14-18 se repiten en el salmo 70.
  2–5: Cuenta la salvación que ha recibido de Dios: Súplica (2), respuesta de Dios (3), para todos es motivo de alegría y de acción de gracias (3-4)), con confianza (5)).
  6–11: Oración de acción de gracias: Alabanzas (6), fidelidad a Dios (7-9), manifiesta a los demás las obras admirables de Dios (10-12).
12–13: Súplica a Dios manifestándole su situación.
14–16: Petición: Pide la derrota de sus enemigos.
17: A los buenos les desea felicidad.
18: Termina la oración con confianza.

Salmo


  2 Yo esperaba con ansia al Señor:
     él se inclinó y escuchó mi grito;

  3 me levantó de la fosa fatal,
     de la charca fangosa;
     afianzó mis pies sobre roca,
     y aseguró mis pasos;

  4 me puso en la boca un cántico nuevo,
     un himno a nuestro Dios.
     Muchos al verlo quedaron sobrecogidos
     y confiaron en el Señor.

  5 Dichoso el hombre que ha puesto
     su confianza en el Señor,
     y no acude a los idólatras
     que se extravían con engaños.

  6 Cuántas maravillas has hecho,
     Señor Dios mío,
     cuántos planes en favor nuestro:
     nadie se te puede comparar.
     Intento proclamarlas, decirlas,
     pero superan todo número.

  7 Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
     y en cambio me abriste el oído;
     no pides sacrificio expiatorio,

  8 entonces yo digo: «Aquí estoy»,
     -como está escrito en mi libro-

  9 «para hacer tu voluntad».
     Dios mío lo quiero,
     y llevo tu ley en las entrañas.

10 He proclamado tu salvación
     ante la gran asamblea;
     no he cerrado los labios:
     Señor, tú lo sabes.

11 no me he guardado en el pecho tu defensa,
     he contado tu fidelidad y tu salvación,
     no he negado tu misericordia y tu lealtad,
     ante la gran asamblea.

12 Tú, Señor, no me cierres tus entrañas,
     que tu misericordia y tu lealtad
     me guarden siempre,

13 porque me cercan desgracias sin cuento,
     se me echan encima mis culpas,
     y no puedo huir;
     son más que los pelos de mi cabeza,
     y me falta el valor.

14 Señor, dígnate librarme,
     Señor, date prisa en socorrerme;

15 sufran una derrota ignominiosa
     los que me persiguen a muerte;
     vuelvan la espalda afrentados
     los que traman mi daño;

16 queden mudos de vergüenza
     los que se ríen de mí.

17 Alégrense y gocen contigo,
     todos los que te buscan;
     digan siempre: “Grande es el Señor”,
     los que desean tu salvación;

18 Yo soy pobre y desgraciado,
     pero el Señor se cuida de mí;
     tú eres mi auxilio y mi liberación:
     Dios mío, no tardes.

Palabras clave


- Salvación: Se inclinó (2), escuchó mi grito (2), me levantó de la fosa fatal (3), de la charca fangosa (3), afianzó mis pies sobre roca (3), aseguró mis pasos (3), tu salvación (10. 11. 17), tu lealtad (11), tú eres mi auxilio y mi liberación (18), no tardes (18).
- Acción de gracias: Un cántico nuevo (4), un himno a nuestro Dios (4), intento proclamarlas, decirlas (6), aquí estoy (8), lo quiero (9), llevo tu ley en las entrañas (9), he proclamado tu salvación (10), he contado tu fidelidad y tu salvación (11), alégrense y gocen contigo (17), Grande es el Señor (17).

La luz del Nuevo Testamento.


“Cristo, al entrar en el mundo dijo: Sacrificios y ofrendas no los quisiste, pero me has dado un cuerpo. Entonces dije: Aquí estoy para hacer tu voluntad. Por esa voluntad hemos quedado consagrados, mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, única y definitiva” (Heb 10, 5.9.10).
“Por esa misericordia de Dios os suplico, hermanos, que ofrezcáis vuestra propia existencia como sacrificio vivo, consagrado, agradable a Dios, como vuestro culto auténtico” (Rom 12, 1).
“Cantando un cántico nuevo delante del trono” (Ap 14, 3).

Oración


Oh Dios,
que te inclinas hacia nosotros;
por medio de la Encarnación de tu Hijo
nos has sacado de la fosa fatal,
y has realizado tantos maravillas en nuestro favor.
Acoge nuestro canto de acción de gracias,
y nuestro deseo firme de cumplir tu voluntad,
y que tu gracia y tu lealtad
nos guarden siempre.