Salmo 39 (38)

Enmudezco, no abro la boca,
porque eres tú quien lo ha hecho.
Salmo de súplica. Individual.
De Confianza.

Tema


El salmista se encuentra en una situación dura y angustiosa. Vive desalentado. Pero Dios hace brotar un silencio enriquecedor en el corazón de este desvalido, y aprende a escuchar desde su interior. En silencio, reflexiona sobre la brevedad de la vida del hombre, y orando, pone en Dios su confianza. Así se le ilumina el futuro y la vida entera. Este salmo encaja muy bien en los labios y en el corazón de Cristo.
  2-4: Ha decidido soportar en silencio su conflicto interno.
  5-7: El silencio le lleva a la reflexión: La vida del hombre es breve.
  8-10: Oración confiada, pidiendo el perdón de los pecados.
11-14: Súplica.

Salmo


  2 Yo me dije: vigilaré mi proceder,
     para que no se me vaya la lengua;
     pondré una mordaza a mi boca,
     mientras el impío esté presente.

  3 Guardé silencio resignado,
     no hablé con ligereza.
     Pero mi herida empeoró,

  4 y el corazón me ardía por dentro;
     pensándolo me requemaba,
     hasta que solté la lengua.

  5 Señor, dame a conocer mi fin
     y cual es la medida de mis años,
     para que comprenda lo caduco que soy.

  6 Me concediste un palmo de vida,
     mis días son nada ante ti;
     el hombre no dura más que un soplo,

  7 el hombre pasa como pura sombra;
     por un soplo se afana,
     atesora sin saber para quién.

  8 Y ahora, Señor, ¿Qué esperanza me queda?
     Tú eres mi confianza.

  9 Líbrame de mis iniquidades,
     no me hagas la burla de los necios.

10 Enmudezco, no abro la boca,
     porque eres tú quien lo ha hecho.

11 Aparta de mí tus golpes,
     que el ímpetu de tu mano me acaba.

12 Escarmientas al hombre
     castigando su culpa;
     como una polilla roes sus tesoros:
     el hombre no es más que un soplo.

13 Escucha, Señor, mi oración,
     haz caso de mis gritos,
     no seas sordo a mi llanto:
     porque yo soy huésped tuyo,
     forastero como todos mis padres.

14 Aplácate, dame respiro,
     antes de que pase y no exista.

Palabras clave


- Aflicción: Mi herida empeoró (3), el corazón me ardía por dentro (4), me requemaba (4), tus golpes (11), el ímpetu de tu mano me acaba (11), castigando su culpa (12), mis gritos (13), aplácate (14).
- Fragilidad de la vida del hombre: La medida de mis años (5), caduco (5), palmo de vida (6), un soplo (6), pura sombra (7), el hombre no es más que un soplo (12, huésped (13), forastero (13),
- Salvación: Líbrame de mis iniquidades (9), no me hagas la burla de los necios (9), escucha mi oración (13), haz caso (13), no seas sordo (13), aplácate (14).

La luz del Nuevo Testamento


“Padre, si quieres, aparta de mí este trago; sin embargo, que no se haga mi voluntad, sino la tuya “(Lc 22, 42).
“Si a la hierba que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente sin fe? No estéis con el alma en un hilo… Ya sabe vuestro Padre que tenéis necesidad de eso” (Lc 12, 28.29.30).
“Estad firmes e inconmovibles, trabajando cada vez más por el Señor, sabiendo que vuestras fatigas como cristianos no son inútiles” (1 Cor 15, 58).

Oración


Señor Dios nuestro,
el corazón nos arde por dentro:
estamos sumergidos en situación difícil,
en plena oscuridad.
Muchas veces no encontramos sentido a nuestra vida,
y nos parece pura mentira.
Tú no apartas de nosotros la aflicción,
pero miramos a la resurrección de tu Hijo
y eso nos da plena esperanza.
Gracias por tu luz.