Salmo 38 (37)

Mis culpas
sobrepasan mi cabeza.
Salmo de súplica. Individual.

Tema


El salmista se encuentra afectado de una grave enfermedad. Los amigos se le alejan, y los enemigos le hacen burla. Pero, sabe muy bien, que todo eso es consecuencia de su pecado, y acude a Dios con confianza: Confesando su pecado, pide ayuda a Dios. Sólo Dios puede otorgarle algún bien.
  2: Suplica misericordia a Dios.
  3-11: Manifiesta la enfermedad de su cuerpo, llorando y confesando su pecado.
12-13: La dureza de los amigos y de los enemigos.
14-16: En silencio, acude a Dios pidiendo una respuesta.
17-19: Petición en contra de los enemigos, confesando su pecado.
20-21: Acusa la injusticia de los enemigos.
22-23: Pide ayuda a Dios.

Salmo


  2 Señor, no me corrijas con ira,
     no me castigues con cólera;

  3 tus fechas se me han clavado,
     tu mano pesa sobre mí;

  4 no hay parte ilesa en mi carne,
     a causa de mis pecados;

  5 mis culpas sobrepasan mi cabeza,
     son un peso superior a mis fuerzas;

  6 mis llagas están podridas y supuran
     por causa de mi insensatez;

  7 voy encorvado y encogido,
     todo el día camino sombrío,

  8 tengo las espaldas ardiendo,
     no hay parte ilesa en mi carne;

  9 estoy agotado, deshecho del todo,
     rujo con más fuerza que un león.

10 Señor mío, todas mis ansias están en tu presencia,
     no se te ocultan mis gemidos;

11 siento palpitar mi corazón,
     me abandonan las fuerzas,
     y me falta hasta la luz de los ojos.

12 Mis amigos y compañeros se alejan de mí,
     mis parientes se quedan a distancia;

13 me tienden lazos los que atentan contra mí,
     los que desean mi daño me amenazan de muerte,
     todo el día murmuran traiciones.

14 Pero yo, como un sordo, no oigo,
     como un mudo, no abro la boca;

15 soy como uno que no oye
     y no puede replicar.

16 En ti, Señor, espero
     y tú me escucharás Señor Dios mío;

17 esto pido: que no se alegren por mi causa,
     que cuando resbale mi pie, no canten triunfo.

18 Porque yo estoy a punto de caer,
     y mi pena no se aparta de mí.

19 Yo confieso mi culpa,
     me aflige mi pecado;

20 mis enemigos mortales son poderosos,
     son muchos los que me aborrecen sin razón,

21 los que me pagan males por bienes,
     los que me atacan cuando procuro el bien.

22 No me abandones, Señor,
     Dios mío, no te quedes lejos;

23 ven aprisa a socorrerme,
     Señor mío, mi salvación.

Palabras clave


- Enfermedad: No hay parte ilesa en mi carne (4), no tienen descanso mis huesos (4), mis llagas están podridas (6), voy encorvado y encogido (7), todo el día camino sombrío (7), tengo las espaldas ardiendo (8), no hay parte ilesa en mi carne (8), estoy agotado, deshecho del todo (9), me abandonan las fuerzas (11), me falta hasta la luz de los ojos (11).
- Pecado: Mis pecados (4), insensatez (6), culpa (5), me aflige mi pecado (19).
- Perdón: No me corrijas con ira (2), no me castigues (2), tú me escucharás (16), no me abandones (22), no te quedes lejos (22), ven a socorrerme (23), mi salvación (23).

La luz del Nuevo Testamento


“Sus conocidos se mantenían a distancia” (Lc 23, 49).
“También Cristo sufrió por vosotros, dejándoos un modelo para que sigáis sus huellas. El no cometió pecado ni encontraron mentira en sus labios… El en persona subió nuestros pecados a la cruz, para que nosotros muramos a los pecados y vivamos para la honradez. Sus llagas os curaron” (1 Pe 2, 21.22.24).
“Cuando demuestra tanto agradecimiento es que le han perdonado sus pecados, que eran muchos” (Lc 7, 47).

Oración


Dios Salvador nuestro,
Tú no dejaste de tu mano a tu Hijo Jesucristo
cuando fue herido en su cuerpo
y escarnecido por los enemigos;
Ya ves nuestra desgracia y aflicción;
reconocemos nuestro pecado.
Tiéndenos tu mano amorosa
y cúranos con tu inmenso perdón.