Salmo 18 (17)

Te daré gracias entre las naciones, Señor,
tañeré en honor de tu nombre.
Salmo de acción de gracias.
Mesiánico.

Tema


Un rey, al parecer el Rey David, da gracias a Dios, porque le ha liberado de las manos del enemigo. Después, con el tiempo, al utilizarlo el pueblo de Israel en su liturgia, este salmo adquirió relecturas especiales. El libro 2º de Samuel (22) lo trae con pocos cambios. Las fuerzas de la naturaleza corresponden al actuar asombroso de Dios (8-16). Ver lo ocurrido en el bautismo de Jesús (Mt 3,16), en el monte Tabor (Mt 17,15) y en el Gólgota (Lc 23,44-45). Este salmo  expresa muy bien  la oración de acción de gracias que dirige Cristo al Padre después de la resurrección de entre los muertos. A Cristo se une también hoy la Iglesia entera, con esperanza, en este canto agradecido.
  1-4: Introducción: Da a conocer la confianza que tiene en Dios, manifestando su intención de dar gracias. Emplea imágenes muy vivas para comunicar que tiene a Dios como ayuda.
  5-6: Manifiesta el grave peligro que ha sufrido: Emplea cuatro imágenes para expresar este peligro.
  7-16: La intervención de Dios poderoso, por medio de las teofanías de la antigüedad: Temblor de tierra (8), rayos (9), tempestad (10-15), el fondo del mar apareció (16).
17-20: Cuenta la liberación de Dios.
21-25: Por qué ha liberado Dios al Rey.
26-28: La atención que tiene Dios.
29-37: De Dios llega al rey la luz y la fuerza.
38-46: La victoria del rey.
47-50: Canto agradecido a Dios con gritos de júbilo.
51: Final: menciona la lealtad mantenida con el rey. Parece que es la respuesta que decía el pueblo en la celebración de la liturgia.

Salmo


  2 Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza,

  3 Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador;
     Dios mío, peña mía, mi refugio, escudo mío,
     mi fuerza salvadora, mi baluarte.

  4 Invoco al Señor de mi alabanza
     y quedo libre de mis enemigos.

  5 Me cercaban olas mortales,
     torrentes destructores me aterraban,

  6 me envolvían las redes del abismo,
     me alcanzaban los lazos de la muerte.

  7 En el peligro invoqué al Señor,
     grité a mi Dios:
     desde su templo él escuchó mi voz
     y mi grito llegó a sus oídos.

  8 Entonces tembló y retembló la tierra,
     vacilaron los cimientos de los montes,
     sacudidos por su cólera;

  9 de su nariz se alzaba una humareda,
     de su boca un fuego voraz,
     y lanzaba carbones ardiendo.

10 Inclinó el cielo y bajó
     con nubarrones debajo de sus pies;

11 volaba a caballo de un querubín
     cerniéndose sobre las alas del viento,

12 envuelto en un manto de oscuridad;
     como un toldo lo rodeaban
     oscuro aguacero y nubes espesas;

13 al fulgor de su presencia, las nubes
     se deshicieron en granizo y centellas;

14 y el Señor tronaba desde el cielo,
     el Altísimo hacia oír su voz.

15 Disparando sus saetas los dispersaba,
     y sus continuos relámpagos los enloquecían.

16 El fondo del mar apareció
     y se vieron los cimientos del orbe,
     cuando tú, Señor, lanzaste un bramido,
     con tu nariz resoplando de cólera.

17 Desde el cielo alargó la mano y me agarró,
     me sacó de las aguas caudalosas,

18 me libró de un enemigo poderoso,
     de adversarios más fuertes que yo.

19 Me acosaban el día funesto,
     pero el Señor fue mi apoyo:

20 me sacó a un lugar espacioso,
     me libró porque me amaba.

21 El Señor me pagó mi justicia,
     retribuyó la pureza de mis manos,

22 porque seguí los caminos del Señor
     y no me rebelé contra mi Dios;

23 porque tuve presentes sus mandamientos
     y no me aparté de sus preceptos;

24 le fui enteramente fiel,
     guardándome de toda culpa;

25 el Señor retribuyó mi justicia,
     la pureza de mis manos en su presencia.

26 Con el fiel tú eres fiel,
     con el íntegro tú eres íntegro,

27 con el sincero tú eres sincero,
     con el astuto tú eres sagaz.

28 Tú salvas al pueblo afligido,
     y humillas los ojos soberbios.

29 Señor, tú eres mi lámpara,
     Dios mío, tú alumbras mis tinieblas.

30 Fiado en ti me meto en la refriega,
     fiado en mi Dios asalto la muralla.

31 Perfecto es el camino de Dios,
     acendrada es la promesa del Señor,
     él es escudo para los que a él se acogen.

32 ¿Quién es Dios fuera del Señor?
     ¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios?

33 Dios me ciñe de valor,
      y me enseña un camino perfecto;

34 él me da pies de ciervo
     y me coloca en las alturas;

35 él adiestra mis manos para la guerra
     y mis brazos para tensar la ballesta.

36 Me dejaste tu escudo protector,
     tu diestra me sostuvo,
     multiplicaste tus cuidados conmigo.

37 Ensanchaste el camino a mis pasos
     y no flaquearon mis tobillos.

38 Yo perseguía al enemigo hasta alcanzarlo,
     y no me volvía sin haberlo aniquilado:

39 los derroté y no pudieron rehacerse,
     cayeron bajo mis pies.

40 Me ceñiste de valor para la lucha,
     doblegaste a los que me resistían;

41 hiciste volver la espalda a mis enemigos,
     rechazaste a mis adversarios.

42 Pedían auxilio, pero nadie los salvaba,
     gritaban al Señor, pero no les respondía.

43 Los redujo a polvo que arrebata el viento,
     los pisoteaba como barro de las calles.

44 Me libraste de las contiendas de mi pueblo,
     me hiciste cabeza de naciones,
     un pueblo extraño fue mi vasallo.

45 Los extranjeros me adulaban,
     me escuchaban y me obedecían.

46 Los extranjeros palidecían,
     y salían temblando de sus baluartes.

47 Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
     sea ensalzado mi Dios y Salvador:

48 el Dios que me dio el desquite
     y me sometió los pueblos;

49 que me libró de mis enemigos,
     me levantó sobre los que resistían,
     y me salvó del hombre cruel.

50 Por eso te daré gracias entre las naciones, Señor,
     y tañeré en honor de tu nombre.

51 Tú diste gran victoria a tu rey,
     tuviste misericordia de tu Ungido,
     de David y su linaje por siempre.

Palabras clave


- Ayuda de Dios: Mi fuerza (2), mi roca (3), alcázar (3), libertador (3), escudo (3), fuerza salvadora (3), refugio (3), mi apoyo (19)
- Lealtad del salmista. Pagó mi justicia (21), pureza de mis manos (21), seguí los caminos del Señor (22), no me  rebelé contra mi Dios (22), tuve presentes sus mandamientos (23), no me aparté de sus preceptos (23), me guardé de toda culpa (24).
-.Peligro: Me cercaban olas mortales (5), torrentes destructores me aterraban (5), me envolvían las redes del abismo (6), me alcanzaban los lazos de la muerte (6).
- Oración de petición: Invoqué al Señor (4.7), grité a mi Dios (7), escuchó mi voz (7), mi grito llegó a sus oídos (7).
- Salvación: Me libró (4. 20), alargó la mano (17), me sacó de las aguas caudalosas (17), me sacó a un lugar espacioso (20).
- Manifestación de Dios: Tembló la tierra (8), vacilaron los cimientos de la tierra (8), humo (9), carbones ardiendo (9), nubarrones (10), oscuridad (12), granizo (13), trueno (14), relámpagos (15), bramido (16).
- Oración de acción de gracias: Te amo (2), viva el Señor (47), bendito (47), ensalzado, (47), mi alabanza (4),  tañeré en honor de tu nombre (50).

La luz del Nuevo Testamento


“Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, si has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla” (Mt 11, 25).
“Entonces la cortina del santuario se rasgó de arriba abajo, la tierra tembló, las rocas se rajaron” (Mt 27, 51).
“Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en el cielo, en la persona de Cristo, nos concedió toda bendición en el Espíritu” (Ef 1, 3).
“Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para demostrar la fidelidad a Dios, ratificando las promesas hechas a los Patriarcas y haciendo que los paganos alabasen a Dios por su misericordia. Así lo dice la Escritura: Por eso te alabaré en medio de los pueblos y cantaré tu nombre” (Rom 15, 8-9).

Oración


Oh Dios, nuestro alcázar y salvador.
Has descendido de tu altura en Jesucristo nuestro Señor,
y tu amor nos ha liberado del dominio del pecado
y nos has llenado de esperanza,
resucitando a Jesucristo de entre los muertos.
Por eso te glorificamos y te bendecimos
de generación en generación.