Salmo 146 (145)

El Señor
abre los ojos al ciego.
Salmo de alabanza.


Tema

 
Con este salmo comenzamos la última parte del libro de los salmos (146 – 150). Los judíos llamaban “Hallel pequeño” a estos salmos, porque son cantos de alabanza.
En este salmo nuestro, el salmista quiere celebrar a Dios porque es el auxilio de los desgraciados y desvalidos. El salmista ha visto la actuación especial de Dios para con los necesitados, y es lógico alabar a un Dios así, y de la misma forma, es justo confiar en un Dios así. Este salmo, además de ser un salmo de alabanza, está impregnado de enseñanzas para los que se encuentran desvalidos: en Dios se encuentra el camino de la felicidad.
  1-2: Introducción: El salmista se invita a sí mismo a alabar a Dios.
  3-9: Parte principal del himno: Profundiza en las obras de Dios.
  3-5: Enseñanza: no se puede confiar en los hombres, aunque sean grandes. Es en Dios en quien se debe depositar la confianza, y de ahí vendrá la felicidad.
  6-9: Después de proclamar que Dios es el creador de cielo y tierra, menciona sus obras misericordiosas.
10: Final: Dios no es caduco como el hombre (4). Su reinado durará por siempre.

Salmo


  1 ¡Aleluya!
     Alaba, alma mía, al Señor:


  2 alabaré al Señor mientras viva,
     tañeré para mi Dios mientras exista.


  3 No confiéis en los príncipes,
     seres de polvo que no pueden salvar:


  4 exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
     ese día perecen sus planes.


  5 Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
     el que espera en el Señor su Dios,


  6 que hizo el cielo y la tierra,
     el mar y cuanto hay en él;
     que mantiene su fidelidad perpetuamente,


  7 que hace justicia a los oprimidos,
     que da pan a los hambrientos.
     El Señor liberta a los cautivos,


  8 el Señor abre los ojos al ciego,
     el Señor endereza a los que ya se doblan,
     el Señor ama a los justos,


  9 el Señor guarda a los peregrinos,
     sustenta al huérfano y a la viuda
     y trastorna el camino de los malvados.


10 El Señor reina eternamente,
     tu Dios, Sión, de edad en edad.
     ¡Aleluya!


Palabras clave


- Inutilidad del hombre: No puede salvar (3), ser de polvo (3), perecen sus planes (4).
- Vitalidad de Dios: Hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en él (6), reinará eternamente (10).
- Desvalidos: Oprimidos (7), hambrientos (7), cautivos, (7), ciegos (8), los que se doblan (8), peregrinos (9), huérfanos (9), viuda (9).
- La salvación de Dios: El que hace justicia (7), da pan (7), liberta (7), abre los ojos (8), endereza (8), ama (8), guarda (9), sustenta (9).
- Alabanza: Alabad (1.2), tañed (2).


La luz del Nuevo Testamento


“Id a contar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: Los ciegos y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia. Y ¡dichoso el que no se escandaliza de mí! (Mt 11, 4-6).
“Proclama mi alma la grandeza del Señor... El hace proezas con su brazo... a los hambrientos los colma de bienes” (Lc 1, 46. 51. 53).
“Expresaos entre vosotros con salmos, himnos y cánticos inspirados, cantando y tocando con todo el alma para el Señor” (Ef 5, 19).


Oración


Dios Padre Nuestro,
Tú enviaste a tu Hijo Jesús
a curar a los enfermos
y anunciar la buena nueva a los necesitados,
y así pusiste todo tu poder divino
al servicio de los desvalidos.
Acoge la acción de gracias de la Iglesia,
y transfórmanos también a nosotros
en servidores de los necesitados.