Salmo 139 (138)

Señor, tú me sondeas
y me conoces.
Salmo sapiencial.


Tema


Este salmo nos trae la reflexión de un creyente que busca a Dios. Ha visto a la luz de la fe que le viene de Moisés y de los profetas, que Dios conoce todo y está en todas partes. Para comprobar esto, no ha necesitado ir lejos: Esta manera de ser de Dios, el salmista, lo ha descubierto en la vida de cada día, es su experiencia. En su búsqueda de Dios, ha visto que, para el hombre, el camino más adecuado de conocer a Dios es aceptar que Dios conoce al hombre. El misterio de Dios no se puede alcanzar por medio del razonamiento; la grandeza de Dios hay que acogerla con un corazón sencillo y dándole gracias.
El salmista hace un diálogo enjundioso con el Dios que descubre en sí mismo. Le “tutea” como sorprendido, como a un amigo, pero al mismo tiempo reconoce que está con Alguien a quien el conocimiento humano no puede abarcar. De verdad, hermosa oración esta plegaria que se cimienta en la verdad de Dios.
  1-6: Dios lo sabe todo: En la vida del salmista no hay nada que no conozca Dios.
  7-12: Dios está en todas partes: El salmista no puede huir a ninguna parte donde no esté bajo la mirada de Dios.
13-18: Dios es el creador y organizador de todas las cosas: El salmista debe a Dios su existencia y su vida. Ante esos hechos de Dios, el salmista está asombrado (17-18).
19-22: Teniendo este intercambio profundo con Dios, el salmista no puede aceptar que los malos estén contra Dios, y le pide que los juzgue.
23-24: Asombrado de la experiencia que ha tenido, el salmista acude a Dios pidiendo luz, para caminar siempre según su deseo.

Salmo


  1 Señor, tú me sondeas y me conoces:

  2 me conoces cuando me siento o me levanto,
     de lejos penetras mis pensamientos;

  3 distingues mi camino y mi descanso,
     todas mis sendas te son familiares;

  4 no ha llegado la palabra a mi lengua,
     y ya, Señor, te la sabes toda.

  5 Me estrechas detrás y delante,
     me cubres con tu palma.

  6 Tanto saber me sobrepasa;
     es sublime, y no lo abarco.

  7 ¿A dónde iré lejos de tu aliento,
     a dónde escaparé de tu mirada?

  8 Si escalo el cielo allí estás tú;
     si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

  9 si vuelo hasta el margen de la aurora,
     si emigro hasta el confín del mar,

10 allí me alcanzará tu izquierda,
     me agarrará tu derecha.

11 Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
     que la luz se haga noche en torno a mí»,

12 ni la tiniebla es oscura para ti,
     la noche es clara como el día.

13 Tú has creado mis entrañas,
     me has tejido en el seno materno.

14 Te doy gracias,
     porque me has escogido portentosamente,
     porque son admirables tus obras;

15 Conocías hasta el fondo de mi alma,
     no desconocías mis huesos.
     Cuando, en lo oculto, me iba formando,
     y entretejiendo en lo profundo de la tierra,

16 tus ojos veían mis acciones,
     se escribían todas en tu libro;
     calculados estaban mis días,
     antes que llegase el primero.

17 Qué incomparables encuentro tus designios,
     Dios mío, qué inmenso es su conjunto:

18 si me pongo a contarlos, son más que arena;
     si los doy por terminados, aún me quedas tú.

19 Dios mío, ¡si matases al malvado,
     si se apartasen de mí los asesinos

20 que hablan de ti pérfidamente,
     y se rebelan en vano contra ti!

21 ¿No aborreceré a los que te aborrecen,
     no me repugnarán los que se te rebelan?

22 Los odio con odio implacable,
     los tengo por enemigos.

23 Señor, sondéame y conoce mi corazón,
     ponme a prueba y conoce mis sentimientos,

24 mira si mi camino se desvía,
     guíame por el camino eterno.


Palabras clave


- Sabiduría de Dios: Tú me sondeas (1), tú me conoces (1), conoces cuando me siento (2), distingues mi descanso (3), todas mis sendas te son familiares (3), mi palabra te la sabes toda (4), me estrechas detrás y delante (5), me cubres con tu palma (5).
- Dios en todas partes: Allí estás tú (8), allí me agarrará tu derecha (10), la noche es clara como el día (12).
- Grandeza de Dios: Tanto saber me sobrepasa (6), es sublime (6), no lo abarco (6).


La luz del Nuevo Testamento


“Conozco a las mías y las mías me conocen a mi, igual que mi Padre me conoce y yo conozco al Padre” (Jn 10, 14-15).
“Al que ama a Dios, Dios le reconoce” (1 Cor 8, 3).
“Quería que lo buscasen a él, a ver si al menos a tientas lo encontraban, por más que no está lejos de ninguno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos” (Hch 17, 27-28).
“¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de conocimiento el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! (Rom 11, 33).
“Ahora vemos confusamente en un espejo, mientras entonces veremos cara a cara; ahora conozco limitadamente, entonces comprenderé como Dios me ha comprendido” (1 Cor 13, 12).


Oración


Señor Dios,
Tú conoces nuestros pensamientos,
y no se te ocultan nuestros caminos.
Tú proteges nuestra vida
con esa mirada solícita,
que tienes siempre y cada día, hacia nosotros.
Ilumina nuestros caminos,
por medio de nuestro Señor Jesucristo,
 y condúcenos por el camino
que nos lleva a la vida eterna.