Salmo 131 (130)

          No pretendo grandezas
que superan mi capacidad.
Salmo de confianza
        El decimosegundo de los salmos de subida.


Tema


Es la oración de alguien que es pobre de espíritu. Ha adquirido la medida que corresponde a su propia persona, en cuanto a la relación con Dios y también con los demás. Posee la verdadera madurez. Vive en una gran libertad personal, y es amigo de todos, con mucha paz. Esta libertad de corazón, le viene de la total confianza en Dios. Un mensaje muy hermoso para los que peregrinaban a Jerusalén.
1: El salmista da cuenta de su sencillez interior.
2: Emplea la imagen del niño, para manifestar su confianza en Dios: La confianza que tiene el niño con su madre, el salmista la tiene con Dios. Dios es su verdadera felicidad.
3: El salmista desea a todo el pueblo su confianza y su paz.

Salmo


1 Señor, mi corazón no es ambicioso,
   ni mis ojos altaneros;
   no pretendo grandezas
   que superan mi capacidad;


2 sino que acallo y modero mis deseos,
   como un niño en brazos de su madre.


3 Espere Israel en el Señor
   ahora y por siempre.


Palabras clave


- Corazón humilde: No es ambicioso (1), ni mis ojos altaneros (1), no pretendo grandezas (1), modero mis deseos (2), como un niño (2).
- Confianza: Espere en el Señor (3).


La luz del Nuevo Testamento


“Yo no puedo hacer nada por mí; yo juzgo como me dice el Padre, y mi sentencia es justa porque no busco hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió” (Jn 5, 30).
“Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón: encontrareis vuestro respiro” (Mt 11, 29).
“El llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: Os aseguro que si no cambiáis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de Dios” (Mt 18, 3).
“Dichosos los que saben que son pobres, porque suyo es el reino de Dios.” (Mt 5, 3).


Oración


Señor Dios,
sólo tú conoces la hondura de nuestro corazón.
Sólo tú nos puedes dar
la libertad de corazón y la paz verdadera.
Aparta nuestro corazón de la arrogancia
y del deseo de grandezas.
Concédenos la sencillez de los niños,
y que, con la confianza puesta en ti,
podamos vivir una paz verdadera
toda nuestra vida.