Salmo 128 (127)

Dichoso
el que teme al Señor.

Salmo sapiencial.
El noveno de los salmos de subida.


Tema


Este salmo celebra la felicidad del justo. Hay que situarse en el ambiente de la alianza: El que cumple la voluntad de Dios será feliz. El salmista quiere manifestar su experiencia de vida para que sirva de ejemplo a los demás. En el salmo anterior exponía que no hay nada bueno sin la ayuda de Dios. En este de ahora nos dice que con Dios todo es posible. Menciona la felicidad de la familia. ¡Buena enseñanza para los peregrinos que se dirigían a Jerusalén.
1: Introducción: El que permanece fiel a Dios será dichoso
2-4: El salmista habla al justo, y lo pone como modelo para
todos. La felicidad del justo se manifiesta, sobre todo,  en el trabajo y en la vida familiar.
5-6: La bendición del sacerdote a favor del justo: que pueda ver
la prosperidad de Jerusalén y la felicidad de su familia.

Salmo


1 ¡Dichoso el que teme al Señor,
    y sigue sus caminos!
    Comerás del fruto de tu trabajo,
    serás dichoso te irá bien.

2 Tu mujer, como parra fecunda,
   en medio de tu casa;

4 Tus hijos como renuevos de olivo,
   alrededor de tu mesa.
   Ésta es la bendición del hombre
   que teme al Señor.

5 Que el Señor te bendiga desde Sión,
   que veas la prosperidad de Jerusalén,
   todos los días de tu vida;

6 que veas a los hijos de tus hijos.
   ¡Paz a Israel!

Palabras clave


- Actitud del justo: El que teme al Señor (1.4), sigue sus caminos (1).
- Felicidad de la familia: Serás dichoso (2), te irá bien (2), tu  mujer (3), tus hijos (3), alrededor de tu mesa (3), los hijos de tus hijos (6)
- Abundancia: Como parra fecunda (3), como renuevos de olivo (3).

La luz del Nuevo Testamento


“Se abajó, obedeciendo hasta la muerte y muerte en cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el título que sobrepasa todo título” (Flp 2, 8-9).
“Este símbolo es magnífico; yo lo estoy aplicando a Cristo y la Iglesia” (Ef 5, 32)
“Ven acá, voy a mostrarte a la novia, a la esposa del Crodero. En visión profética me transportó a la cima de una montaña grande y alta y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios” (Ap 21, 9-10).

Oración


Dios misericordioso, recordamos
el camino fiel que siguió Jesucristo en su vida,
y la felicidad absoluta que le concediste.
Concédenos también a nosotros un corazón leal
para responderte con amor y fidelidad
y suscita en nuestras familias la unión y la dicha
para que seamos signos del amor
que Cristo profesa a su Iglesia