Salmo 123 (122)

Misericordia, Señor
misericordia.
Salmo de súplica. Colectivo
El cuarto de los salmos de subida.


Tema


Parece que el pueblo de Israel ha regresado a Palestina del destierro de Babilonia. Pero se encuentra en una situación dura, bajo los ataques del enemigo. (Neh 3-4). En este salmo encontramos la oración humilde y confiada del pueblo que vive en la tribulación. Si es grande la aflicción del pueblo, aún es mayor la compasión de Dios. Los ojos y las manos tienen gran importancia para asumir bien el contenido de este salmo.
1: El salmista invoca a Dios con confianza. Los ojos reflejan la humilde actitud interna, el corazón humilde que vive esperanzado.
2: La actitud interna de toda la comunidad ante Dios: Actuación de los siervos. El pueblo que se encuentra en la tribulación, lo espera todo de Dios. Pero no espera recompensa, sino misericordia.
3-4: Petición de todo el  pueblo. Da cuenta de la situación del pueblo, afirmando de dónde viene la desgracia.

Salmo


1 A ti levanto mis ojos,
   a ti, que habitas en el cielo.

2 Como están los ojos de los esclavos
   fijos en las manos de sus señores,
   como están los ojos de la esclava
   fijos en las manos de su señora,
   así están nuestros ojos
   en el Señor Dios nuestro,
   esperando su misericordia.

3 Misericordia, Señor, misericordia,
   que estamos saciados de desprecios;

4 nuestra alma está saciada
   del sarcasmo de los satisfechos,
   del desprecio de los orgullosos.

Palabras clave


- Tribulaciones: Estamos saciados de desprecios (3), nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los orgullosos (4).
- Confianza: A ti levanto mis ojos (1), los ojos de los esclavos  fijos en las manos de sus señores (2), así están nuestros ojos en el Señor Dios nuestro (2).
- Súplica: Esperando su misericordia (2), misericordia, Señor, misericordia (3).

La luz del Nuevo Testamento


“Así también los sumos sacerdotes, en compañía de los letrados y de los senadores, bromeaban: Ha salvado a otros y él no se puede salvar” (Mt 27, 41-42).
“María contestó: Aquí está la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que has dicho” (Lc 1, 38).
“Se alegra mi espíritu en Dios  mi Salvador, porque se ha fijado en su humilde esclava” (Lc 1,. 47-48).
“Había dos ciegos… se pusieron a gritar: ¡Ten compasión de nosotros, Señor, Hijo de David!” (Mt 20, 30).


Oración


Dios misericordioso,
confiados, elevamos nuestros ojos hacia ti.
Haz que no nos hundamos en la tribulación.
Concédenos un corazón humilde
semejante al de María,
para cumplir tu voluntad,
y envíanos tu misericordia.