Salmo 122 (121)

Vamos a la casa
 del Señor.
Salmo de Sión.
El tercero de los salmos de subida.


Tema


El tema central de este salmo es la ciudad santa de Jerusalén. Su ambiente es de peregrinación. Los peregrinos que vienen de lejos están frente a Jerusalén, después de la reconstrucción en tiempos de Nehemías. Contiene hermosas palabras e intenso amor para con la ciudad de Jerusalén. Es que Jerusalén tenía un significado profundo para la fe de los israelitas: evocaba la unión del pueblo y el templo era el lugar donde moraba Dios. Allí se renovaba la alianza entre Dios y su pueblo. Allí subían los peregrinos israelitas, por lo menos tres veces al año, a dar gracias al Señor, a renovar su fe y escuchar su Palabra. Allí se veían a sí mismos los israelitas formando parte del pueblo de Dios. Y allí esperaban para el futuro la victoria completa que alcanzaría Dios: la nueva Jerusalén (Is 52; 60; 62). Este salmo puede considerarse como una profecía de la Iglesia futura y la nueva Jerusalén.
1-2: Dos ocasiones gozosas: al tener noticias de la peregrinación (1), y a la llegada a Jerusalén (2). El gozo interior es la fuerza oracional de este salmo.
3-5: Ante la capital, aclaman su grandeza (3), lugar de reunión de alabanza a Dios (4), tribunal de justicia del pueblo (5).
6-7: Un sacerdote les invita a orar a favor de Jerusalén (6). Lo que significa la palabra “Jerusalén” le desean a la ciudad santa, es decir, la paz (6b-7).
8-9: Un peregrino, en nombre de todos los hermanos que han venido ó no han venido, desea la paz y el bien la ciudad santa.

Salmo


1 Qué alegría cuando me dijeron:
   “Vamos a la casa del Señor”.

2 Ya están pisando nuestros pies
   tus umbrales, Jerusalén.

3 Jerusalén está fundada
   como ciudad bien compacta.

4 Allá suben las tribus,
   las tribus del Señor,
   según la costumbre de Israel,
   a celebrar el nombre del Señor.

5 En ella están los tribunales de justicia
   en el palacio de David.

6 Desead la paz a Jerusalén.
   “Vivan seguros los que te aman,

7 haya paz dentro de tus muros,
   seguridad en tus palacios”.

8 Por mis hermanos y compañeros,
   voy a decir: “La paz contigo”.

9 Por la casa del Señor nuestro Dios,
   te deseo todo bien.

Palabras clave


- Grandeza de la ciudad de Jerusalén: Casa del Señor (1), allá suben las tribus del Señor (4), en ella están los tribunales de justicia (5).
- Oración de los peregrinos: Vivan seguros los que te aman (6), haya paz dentro de tus muros (7), seguridad en tus palacios (7), la paz contigo (8), te deseo todo bien (9).

La luz del Nuevo Testamento


“La Jerusalén de arriba es libre” (Gál 4, 26).
“La casa de mi Padre tiene muchos aposentos… Cuando vaya y os lo prepare, volveré para llevaros conmigo; así, donde esté, yo, estaréis también vosotros” (Jn 14, 2-3).
“Os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celeste” (Heb 12, 22).
“Me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios, radiante con la gloria de Dios” (Ap 21, 10-11).
“No pienso haberlo ya obtenido personalmente, y sólo una cosa me interesa: olvidando lo que queda atrás y lanzándome a lo que está delante, corro hacia la meta, para coger el premio al que Dios llama desde arriba por Cristo Jesús” (Flp 3, 13-14).


Oración


Señor, nos sentimos muy dichosos
de vivir en tu Iglesia.
Pero todavía estamos de camino
hacia la Jerusalén del cielo.
Te suplicamos que concedas a tu Iglesia
la paz y la tranquilidad,
los bienes y la unidad,
para bien nuestro y de todos los hermanos,
y que todos nos reunamos un día
en la Jerusalén del cielo,
en la casa del Señor,
para celebrar el nombre
de nuestro Padre.