Salmo 120 (119)


Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz.
Salmo de súplica.


Tema


Con este salmo, damos comienzo a un grupo especial de quince salmos llamados “Salmos de subida” (120-134). Por lo que parece, es una colección que hicieron los Israelitas para las peregrinaciones a Jerusalén, se supone que después del exilio de Babilonia. Los peregrinos que venían de lejos a Jerusalén, tenían en estos salmos las sugerencias oportunas para celebrar bien esas peregrinaciones, renovando su fe y recordando la respuesta de lealtad que debían a Dios. Así, el pueblo de Israel se nos manifiesta como un pueblo caminante, mirando siempre al futuro en busca de su Dios. El mismo Jesús también subió a Jerusalén, buscando el querer del Padre. (Lc 2, 42; 18, 31).
En este salmo, un justo que se encuentra entre hombres malvados, acude a Dios pidiendo ayuda. Quisiera vivir en paz.  Esta situación del salmista, después la sufrió el pueblo entero, y así este salmo se ha convertido en el primero de los “salmos de subida”.
1-2: En la aflicción invoca a Dios. También con anterioridad ha escuchado el llanto del salmista.
3-4: El salmista habla a los enemigos. La pregunta (3) y la respuesta (4) el mismo salmista las propone. Menciona el castigo de Dios contra los malvados: flechas afiladas y fuego vivo.
5-7: El salmista expone su situación angustiosa: Vive lejos de su pueblo, entre hombres violentos que buscan la pelea.

Salmo


 1 En mi aflicción llamé al Señor,
   y él me respondió.
2 Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
   de la lengua traidora.
3 ¿Qué te va a dar o a mandarte Dios,
   lengua traidora?
4 Flechas de arquero, afiladas
   con ascuas de retama.
5 ¡Ay de mí, desterrado en Masac,
   acampado en Cadar!
6 Demasiado llevo viviendo
   con los que odian la paz.
7 Cuando yo digo «Paz»,
   ellos dicen: «Guerra».

Palabras clave


- Maldad: Labios mentirosos (2), lengua traidora (2.3), odian la paz (6), ellos dicen guerra (7).
- Situación mala: Aflicción (1), desterrado en Masac (5), acampado en Cadar (5), demasiado llevo viviendo con ellos (6).
- Salvación: Me respondió (1), líbrame, Señor (2).

La luz del Nuevo testamento


“Él, en los días de su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas a gritos y con lágrimas, al que podía salvarlo de la muerte; y Dios lo escuchó” (Heb 5, 7).
“Las dos cosas tiran de mí: Deseo morirme y estar con Cristo (y esto es con mucho lo mejor); sin embargo, quedarme en este mundo es más necesario para vuestro bien” (Flp 1, 23-24).
“Dichosos los que trabajan por la paz, porque se llamarán «hijos de Dios»” (Mt 5, 9).
“Paz os deseo, la mía; y mi manera de deseárosla no es la del mundo” (Jn 14, 27).

Oración


Señor Jesús, eres la verdadera paz del mundo;
conoces bien nuestra situación.
Haz que andemos por el camino del Evangelio,
que encontremos la verdadera paz,
que el mundo no puede dar.