Salmo 103 (102)

El Señor conoce nuestra casa.
Salmo de alabanza,
de acción de gracias.

Tema


El tema de este salmo es el amor de Dios. El Señor manifiesta su amor de modo especial perdonando los pecados. Los perdona porque ama a la humanidad. Rumiando en su corazón las obras maravillosas de Dios, el salmista hace una reflexión profunda sobre el proceder del Señor. Por un lado, contempla la misericordia admirable de Dios, y por otro, la mediocridad del hombre. A esta reflexión el salmista le añade un prólogo (1-2) y un final (20-22), invitando a la alabanza del Señor.
  1-2: El salmista se invita a sí mismo a alabar al Señor.
  3-5: En primer lugar menciona su misma experiencia: Ha descubierto en su vida el perdón de los pecados y la nueva vida que le ha concedido.
  6-7:Descubre la fidelidad y la misericordia del Señor en los acontecimientos maravillosos del Éxodo.
  8-10: El Señor actúa siempre así, porque es clemente y compasivo.
11-13: Demuestra con imágenes muy expresivas el amor de Dios.
14-19: Una cosa asombra al salmista en su reflexión, piensa que el Señor no abandona al hombre porque es miserable, al contrario, ¡se inclina hacia él con ternura y misericordia! Le pide solamente  que cumpla su alianza. Los días del hombre son como la hierba  (15); el amor de Dios, eterno (17).
20-22: Final. Invita a los ángeles y a la humanidad entera a bendecir al Señor.

Salmo


  1 Bendice, alma mía al Señor,
     y todo mi ser a su santo nombre.

  2 Bendice, alma mía al Señor,
     y no olvides sus beneficios.

  3 El perdona todas tus culpas,
     y cura todas tus enfermedades;

  4 él rescata tu vida de la fosa
     y te colma de gracia y de ternura;

  5 él sacia de bienes tus anhelos,
     y como un águila se renueva tu juventud.

  6 El Señor hace justicia
     y defiende a todos los oprimidos;

  7 enseñó sus caminos a Moisés
     y sus hazañas a los hijos de Israel.

  8 El Señor es compasivo y misericordioso,
     lento a la ira y rico en clemencia;

  9 no está siempre acusando,
     ni guarda rencor perpetuo.

10 No nos trata como merecen nuestros pecados,
     ni nos paga según nuestras culpas.

11 Como se levanta el cielo sobre la tierra,
     se levanta su bondad sobre sus fieles;

12 como dista el oriente del ocaso,
     así aleja de nosotros nuestros delitos;

13 como un padre siente ternura por sus hijos,
     siente el Señor ternura por sus fieles;

14 Porque él conoce nuestra masa,
     se acuerda de que somos barro.

15 Los días del hombre duran lo que la hierba,
     florecen como flor del campo,

16 que el viento la roza, y ya no existe,
     su terreno no volverá a verla.

17 Pero la misericordia del Señor dura siempre,
     su justicia pasa de hijos a nietos:

18 para los que guardan la alianza
     y recitan sus mandatos.

19  El Señor puso en el cielo su trono,
     su soberanía gobierna el universo.

20 Bendecid al Señor, ángeles suyos
     poderosos ejecutores de sus órdenes
     prontos a la voz de su palabra.

21 Bendecid al señor, ejércitos suyos,
     servidores que cumplís sus deseos.

22 Bendecid al Señor, todas sus obras,
     en todo lugar de su imperio.
     Bendice, alma mía, al Señor.

Palabras clave.


- Pecado: Culpas (3.10), enfermedades (3), faltas (10), delitos(12).
- Dios: El perdona nuestras culpas (3), cura todas nuestras enfermedades (3), rescata nuestra vida de la fosa (4), compasivo y misericordioso (8), lento a la ira y rico en clemencia (8), no guarda rencor  perpetuo (9), es misericordioso (13), la misericordia del Señor dura siempre (17).
- Miseria del hombre: Nuestra masa (14), somos barro (14), los días del hombre duran lo que la hierba (15), el viento la roza, y ya no existe (16).
- Alabanza: Bendice (1. 2.22), bendecid (20.21.22).

La luz del nuevo testamento.


“Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: Hijo, se te perdonan tus pecados” (Mc 2, 5).
“Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor que nos tuvo, cuando estábamos muertos por las culpas nos dio vida con Cristo –estáis salvados por pura generosidad- ” (Ef 2, 4-5).
“Por medio de nuestro Señor Jesucristo, dad gracias por todo sin cesar a Dios Padre” (Ef 5, 20).

Oración.


Llegue, Señor, nuestra alabanza
a Ti, Padre, que habitas en los cielos.
Tu amor sin medida
no nos ha dejado de la mano,
aunque somos barro.
Sácianos de tu misericordia,
perdona nuestros pecados,
y te alabaremos
juntamente con los ángeles.